Si queremos avanzar en la
discusión de una Ley para la Protección del Ejercicio Periodístico tenemos que
abandonar el falso discurso que solo nos lleva a callejones sin salida y
enfocarnos en lo que realmente se puede lograr por y para todos.
La exigencia de una Ley y su
contenido tiene que aportar soluciones a nuestras realidades, no solo poses ni
posturas de defensa de los ideales primarios del ejercicio periodístico como
son la Libertad de Expresión y el Derecho a la Información.
Hay diversas materias que
pueden solucionarse desde la ley, claro, pero hay más que se pueden solucionar
desde la voluntad, la voluntad de escuchar al otro, la voluntad de materializar
un marco legal que incluya lo que todos queremos, porque de lo contrario, diga
lo que se diga, se está peleando por la idea de unos cuantos y discriminando
las demás.
La ley debe contener TODO y
que cada periodista use de ella lo que más se adecue a su realidad. Vamos por
partes:
Seguridad Social. Muchos
compañeros sugieren que la obligación de brindar seguridad social es de las
empresas, no del gobierno, y si les dijera que la obligación de exigir
seguridad social es nuestra, de cada uno de nosotros, entonces que estamos
haciendo? Yo no veo a nadie tratando de exigir dentro de sus empresas tener
seguro social, yo no veo grupos sentándose a hablar con los dueños para que les
den atención médica a sus compañeros de gremio; yo no veo periodistas
organizándose para manifestarse afuera de las oficinas de los medios para
exigir las correspondientes afiliaciones al IMSS o al Seguro Popular.
Cuáles son las propuestas? Que
en la ley, el gobierno le exija a las empresas periodísticas dar o dotar a sus
trabajadores de seguridad social o de lo contrario no trabajar con ellas o no
darles publicidad? Que alguien más exija por nosotros? O que teniendo la nueva
Ley en mano vayamos a las redacciones de los periódicos, radiodifusoras y
televisoras a pelear por nuestra seguridad social? Porque eso, ya se puede
hacer con la Ley Federal del Trabajo en la mano. Quién dice yo?
Para mí, la ley debe responder
a dejar clara una posibilidad para obtener una atención médica oportuna –aunque
la paguemos nosotros mismos-, un seguro de vida en caso de fallecimiento y los
mecanismos para garantizar los gastos funerarios de quienes no pueden pagarlo.
Seguridad. En este tema se
habla de la creación de protocolos de Seguridad que deben ser puestos en
práctica por la autoridad (PGR, Fiscalía Edomex y otras), pero el problema es
que estos protocolos ya existen, no obstante no se aplican, los periodistas no
los conocemos y la autoridad encargada de aplicarlos no tiene la voluntad de
hacerlo hasta que es demasiado tarde y todos, lamentamos UNA MUERTE MAS, luego
todos condenamos el hecho y exigimos justicia, una justicia que nunca ha
llegado para los más de 200 casos que van en las últimas dos décadas.
Supongo que la idea nuevamente
es, ir con la Ley en la mano a demandar que se esclarezcan las agresiones, las
muertes, las amenazas, que se haga justicia; esa justicia que merecía el
compañero cuando todavía estaba vivo. Entonces qué le ponemos a esa ley para
que sea escudo del gremio, que exija un freno a las agresiones y de ser posible
dignifique el sacrificio de todos los caídos en aras de la libertad de
expresión.
La ley debe contener una
instancia que exija a la autoridad el cumplimiento de lo que ya existe de
manera preventiva: protocolos, garantías, cuidados, medidas cautelares. De nada
sirve encontrar culpables post mortem, si algunos funcionarios pudieron
intervenir y garantizar que nuestros compañeros siguieran con vida.
Profesionalización. En este
punto el falso discurso nos dice que el gobierno no tiene por qué pagar ni
cursos, ni becas, ni estímulos para capacitarnos, mucho menos organizar
talleres o diplomados. Pero por otro lado, tampoco las empresas van aceptar la superación
profesional de sus trabajadores, mucho menos a pagarla. Eso solo deja un
camino: que nosotros mismos paguemos nuestra profesionalización de nuestro
salario y adecuado a las posibilidades de cada quien.
Y si cada quien va a tener que
cargar con su capacitación, para qué incluir un capítulo de este tema en la Ley
o en la discusión de los foros? Hagámonos cargo de nuestros estudios, de
nuestra atención médica, de nuestra seguridad, como hasta ahora lo hemos venido
haciendo, SIN EL GOBIERNO, SIN LAS EMPRESAS NI SUS DUEÑOS.
Si estamos proponiendo y
trabajando en una Ley de Periodistas del Estado de México es para que el
gobierno sea garante de su cumplimiento, que se obligue a cumplir cada precepto
legal o hacer que los funcionarios lo acaten. Entonces eso de que no queremos
nada del gobierno es falso.
Muchos dirán que no, que lo
que no queremos son dádivas, beneficios, dinero, cosas que puedan censurarnos o
coaccionarnos o restringir nuestra libertad de expresión; pero con gusto
aceptamos que el gobierno nos dé un privilegio: el de tener nuestra propia ley,
una que no tienen ni los policías, ni los bomberos, ni las otras profesiones de
alto riesgo.
Es momento de reconocer que
somos privilegiados por estar configurando nuestra propia Ley, donde desde
luego deben contenerse las garantías sociales que nos corresponden como son el
respeto a la libertad de expresión y el derecho a la información, pero también
debemos honrar la libertad de pensamiento, dejando que esta ley contemple todas
las visiones de los periodistas, las de los “puros” y las de los “impuros”, las
de los periodistas de izquierda o de derecha o los oficialistas, las ideas de
quienes quieren más profesionalización, y las de quienes quieren más seguridad
ante las agresiones o los que piden mayor seguridad social y atención médica
oportuna.
La ley debe brindarle derechos
y obligaciones tanto a los reporteros que cubren policiaca o política como a
los que cubren cultura o sociales, tanto a los que hacen periodismo de
investigación como a los que hacen crónica parlamentaria o deportiva, a los que
escriben del diario o a los que publican reportajes cada mes o una columna
semanal, a los periodistas que son titulados como a los que tienen un posgrado
o los que se formaron en las redacciones. NO PUEDE SER DISCRIMINANTE ni puede
haber periodistas de primera y de segunda; o se es periodista o no se es.
Si podemos entender así las
cosas la ley puede avanzar más rápido.
TODAS LAS VOCES TIENEN QUE
ESTAR PLASMADAS, NO ESTAMOS PELEANDO POR EL DERECHO DE UN GRUPO, NI DE UNA
REGIÓN, SINO POR LOS DERECHOS DE TODO EL GREMIO PERIODÍSTICO DEL ESTADO DE
MÉXICO.
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