En la anterior entrega nos
referimos al rajón de Mariano Rajoy, en honor a su apellido y sobre todo por
sus actitudes y posiciones acomodaticias. Es el típico sujeto que desde el
poder mismo de la Presidencia de España trata de quedar bien “con Dios y con el
diablo”.
No se diga del primer ministro
de Israel, Benjamín Netanyahu, quien en forma cobarde agrede a México respecto
al diferendo que ha provocado el actual huésped de la Casa Blanca, Donald
Trump.
El primero, sin importarle los
lazos de sangre de la familia hispanoamericana, como personaje acomodaticio al
poder de la gran potencia gringa, apenas si balbucea el necesario apoyo a
México; en el pasado, la más importante colonia de la corona castellana.
A Netanyahu, mismo que
representa la línea dura del conflicto racial con sus primos hermanos: los
árabes, después de su declaración en twitter a favor de Donald Trump y en
contra de México, se le vino el mundo encima.
Rajoy, cobarde como siempre,
no ha contestado a las críticas sobre su ambivalente posición. Claro no quiere
tocar ni con el pétalo de un clavel español al nuevo poderoso presidente de
Estados Unidos de América.
A lo más que pretende acertar
Netanyahu, es con sofismas, quitarse culpas. Afirma que cuando apoyo el muro de
Trump de ninguna manera se refería a México.
Es sujeto cree que el mundo
esta habitado por imbéciles, ¿cuál otro muro pretende construir el Donald, sino
el de la frontera con México? Es otro rajón ante el imperio de la razón.
No nos confiemos, pero por lo
pronto, internamente en sus respectivos países y en el mundo entero, valga la
redundancia, se les vino el mundo entero. México cuenta prácticamente con el
apoyo universal.
En forma interna, que triste
que todavía existan connacionales que por razones o interés más que ideológicos
de intereses, se coloquen a favor del monstruoso magnate del racismo y de la
misoginia.