Otro reencuentro con la cultura, el arte
y la historia de las comunicaciones sociales, y diríamos hasta populares, que
gozamos al grado de la emoción los integrantes de los Consejos de la Federación
de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX y del Colegio Nacional de
Licenciados en Periodismo CONALIPE, fueron el Palacio de la Cultura y la
Comunicación, PALCO, donde se aloja el Museo de la Radio y la Televisión, MURTV
único en su género en Latinoamérica.
En uno de sus inmensos salones,
precisamente destinado para celebrar toda clase de reuniones y congresos, fue
el escenario magnífico donde celebramos nuestras sesiones de trabajo. Sin
distraernos de nuestra intensión, PALCO, es uno de los complejos modernos
teatrales más grandes y mejor diseñados del mundo con toda la tecnología de
vanguardia.
No obstante de estar imbuido en las
telecomunicaciones, prácticamente desde la cuna, no había tenido la oportunidad
de conocer este gran Museo de la Radio y la Televisión, y eso que cargamos con
nuestro compromiso de crear el Museo del Periodismo.
De entre todos los periodistas
consejeros presentes, por nuestras edades, de mayor a menor: don Carlos
Fernando Ravelo y Galindo, el autor, José Luis Uribe, y claro mucho menor la
dama, Colila Eguía Tonella, el mismo fue un reencuentro de vida, porque fuera
de los aparatos de inicio de la industria que realmente es muy joven, la radio
como tal nació en los albores de Siglo XX y la Televisión en la primera mitad
del mismo, con todo lo demás estamos familiarizados.
En esas condiciones, podemos decir
ufanos que con los aparatos que se exhiben convivimos y con muchos otros fueron
nuestros instrumentos de trabajo, desde los gramófonos, victrolas y los radios,
obvio también están ahí los radios de la década de los 20, llamados de capilla,
que en el Museo los designan como de Catedral.
Ahí no encontramos con los transmisores
de bulbo, inclusive los que fabricaron en México los ingenieros pioneros. Los
micrófonos, entre ellos el famoso 44, con el que nos estrenamos
profesionalmente en 1956 en la cabina de la XEDF, antes en los 970 kilohertz.
No se diga las consolas con sus
cartucheras, y sus grabadoras de carrete abierto. Para los descreídos que se
reían de que en las pláticas les reseño que para reportear nos iniciamos con
grabadoras de alambre, esta una en la exposición permanente. Merece mención
aparte ese burro de carga, el teletipo, Teletype 15, donde llegaban las
noticias escritas mediante un sistema de radiotransmisión. Gracias a nuestros
anfitriones. CONTINUARÁ.