Inauguramos este siglo con
un presidente bufón, de lenguaje florido de víboras prietas y tepocatas que
hizo de México el hazmerreír del mundo por sus escasos conocimientos
culturales, porque lo suyo era el negocio de gaseosas y vamos en el tercer
sexenio de este milenio con otro que no comprende ni la cultura ni la semántica
de la lengua española.
Eso y más merecemos los
mexicanos por la apatía que mostramos ante la situación de violencia y la
facilidad con que nos dejamos seducir por el canto de las sirenas y las
promesas de los candidatos, que aunque lo firmen, no cumplen.
Es el caso de la Comisión
Nacional Anticorrupción que el entonces candidato prometió a su propia bancada,
pero que no avanzó porque quería que el sistema anticorrupción quedara bajo la
presidencia del Ejecutivo, cuando se trata de contar con organismos autónomos y
con patrimonio propio, para que no tengan conflicto de interés al realizar su
propia actividad.
Por ello resulta risible que
el de Atlacomulco, quiera vendernos a los mexicanos de que ahora si, al no
poder controlar el nuevo Sistema Nacional Anticorrupción, al revivir el cadáver
de la Función Pública, que ya debía haber desaparecido, se investigará a fondo
el conflicto de interés del presidente, su familia y miembros de su gabinete.
¿Acaso cree que México es el
Estado de México? Donde con maletas se logra unanimidad para que los temas más
conflictivos se aprueben, se eviten las críticas y todos hablen bien del
gobernante en turno como si el horno no estuviera para bollos, ante tanta
impunidad, violencia y corrupción, en este sexenio.
En el mundo, para salirnos
de las fronteras de este país desangrado, se dice que “un conflicto de
intereses surge cuando una persona, como funcionario o empleado del sector
público, es influenciado por consideraciones personales al realizar su
trabajo”.
Y todos tenemos intereses
personales y personas a las que somos cercanos, somos actores sociales y
vivimos en sociedad.
Y Virgilio y la Divina
Comedia que el de Atlacomulco anunció se ha llevado todas las menciones en la
red, porque ni César Camacho, Gamboa o Beltrones, hallaban palabras para tratar
de decirnos en conferencias, de lo “benéfico” de la decisión presidencial a
favor de la transparencia y rendición de cuentas, al nombrarlo secretario de la
Función Pública, es decir, un subalterno, para que lo investigue sobre sus
casas y de su Limantour.
Estamos ante un nuevo
conflicto de interés. ¿Quién cree en este mundo que el amigo de generación del
titular de Hacienda, del empleado del presidente, indague a su familia sobre
cómo se hizo de esas casas?
Es como el caso de Arturo
Montiel que Madrazo destapó y que su ex secretario de Administración, es decir
alguien que tuvo que ver con su sexenio, en calidad de gobernador, además del
parentesco, lo investigará para conocer si incurrió en acciones irregulares
durante su gobierno. Peña lo absolvió.
¿Qué podemos esperar
entonces que Virgilio diga que su amigo Videgaray y el jefe de ambos,
incurrieron en conflicto de interés? Cuando en el mundo se sabe que para lograr
en México contratos de obras diversas hay que entrarle, en efectivo o en
especie, y eso lo viven hasta los pequeños industriales a la hora de querer
abrir pronto sus negocios y un dicho popular lo resume: “sin dinero no baila el
perro”.
Y David López inmediatamente
difunde que son acciones a favor de la transparencia y la rendición de cuentas,
cuando para ello, debe crearse la Fiscalía Anticorrupción autónoma de cualquier
poder o gobierno, como parte del Sistema Nacional Anticorrupción que permita combatir
este flagelo, junto con la Fiscalía General de la República, autónoma del
Ejecutivo para que comience la procuración de justicia a verse en nuestro país.
Todo lo demás es solo parte
de la simulación con que el sistema político mexicano actúa para vender ante la
opinión pública, imágenes de acciones que no tendrán repercusión alguna en la
vida de nuestra sociedad, donde el descrédito del gobierno y los partidos es
cada día más creciente, considerando este anuncio presidencial simplemente como
una forma de contener el daño que sus políticas erróneas vienen causándonos a
todos.
Y es que estamos en proceso
electoral, para definir la nueva Cámara de Diputados y varios congresos
locales, así como alcaldes y gobernadores.
En las propias filas del
partido tricolor que lidera César Camacho, hay desánimo por la forma en que se
imponen los candidatos de “unidad”, sin considerar encuestas ni el trabajo
político de mucha gente que cree tener más derecho a una candidatura y los
están dejando fuera. Las frases de antaño vuelven a escucharse: “aguanta y
apoya aquí”. Pero se están cansando, veremos los resultados pronto.
Pero lo más importante es lo
que usted, amigo, amiga del México Real opina.
uliseshj@outlook.com,
@legislativo_tv, #legislativotv
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