Los estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, en Guerrero, siguen en el ojo del
huracán. En estos momentos, fuerzas federales, estatales,
burócratas, familiares y amigos están
buscando a más de 40 jóvenes que se encuentran en calidad de desaparecidos,
después de una secuencia de disturbios que fueron reprimidos de manera brutal
por el brazo armado de grupos criminales que operan en la zona.
El gobierno de Ángel
Aguirre incluso ofreció una recompensa
millonaria a quien aportara datos para
localizarlos. En los últimos meses corrieron toda clase de versiones, algunas disparatadas,
otras monstruosas, sobre la suerte de
este grupo de jóvenes.
A propósito de las escuelas formadoras de profesores es
interesante recordar su desarrollo.
LAS NORMALES RURALES
Las escuelas normales rurales aparecieron en el escenario
nacional poco tiempo después del fin de la Revolución Mexicana. La idea era
reconocer el sacrificio de cientos de
miles de campesinos que murieron en el
conflicto revolucionario para llevarles a sus hijos educación hasta las
pequeñas comunidades rurales en las que
vivían, instruirlos y contribuir
a que adquirieran ciertos conocimientos técnicos para mejorar la productividad
en el campo. Un ambicioso proyecto educativo fue puesto en marcha por el
Secretario de Educación Pública, Moisés Sáenz, el proyecto pretendía
transformar la vida de los campesinos a través de la expansión masiva de
escuelas rurales. Los maestros al principio fueron llamados misioneros,
convertidos en “todólogos”, que lo mismo enseñaban el alfabeto a niños y adultos,
que curaban enfermos y realizaban construcciones y gestiones para hacer llegar
agua a los pueblos u obtener créditos para la producción agrícola.
ENSEÑANZA PRÁCTICA
En 1933 se forman las escuelas Regionales Campesinas uniendo
a las Normales Rurales con las Misiones Culturales y las escuelas Centrales
Agrícolas, estas instituciones tuvieron importante influencia en la vida de las
regiones donde fueron establecidas.
Durante su gobierno el General Lázaro Cárdenas puso especial
énfasis en este proyecto privilegiando la enseñanza práctica, la entrada del
discurso socialista, el vínculo con el reparto agrario y el extensionismo, que
influenciaron el sistema de enseñanza de estas escuelas constituidas por
maestros y alumnos internados, quienes aplicaron los primeros experimentos de
coeducación y autogobierno. Los estudiantes normalistas se agruparon y formaron
en 1935 la “Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México”
(FECSM), que con el tiempo se convertiría en una organización política y de lucha
a favor de los campesinos.
SURGE EL SNTE
En 1945 el respaldo gubernamental a las Normales Rurales
disminuye provocando la reducción de presupuestos e incluso la desaparición de
algunas escuelas, adicionalmente participan en la disputa por el control magisterial
y es en esta época que surge el Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación. En las Normales Rurales se mantiene el esquema de educación
socialista, Módulos de producción para la actividad agropecuaria; cultural
donde se aprende música popular, danza regional y otros oficios; deportivo en
el que se practican algunas disciplinas básicas y político que se representa
por un comité estudiantil en cada plantel y desde el cual se estudia el
“marxismo-leninismo” y se analiza la realidad política y social del país.
CUNA DE GUERRILLEROS
Las escuelas normales son focos permanentes de agitación en
el país. Han sido literalmente cuna de movimientos guerrilleros, sobre todo en Guerrero, de estudiantes que
decidieron levantarse en armas en contra del gobierno con la idea de instaurar
en el país un régimen comunista a la usanza del soviético que colapsó en la vida real pero no el imaginario
de muchos normalistas que supone que la revolución arranca bloqueando la
Autopista del Sol, afectando a turistas que dejarían recursos para el bienestar
de las familias de los propios normalistas, afectando la productividad de miles y millones
de mexicanos trabajadores ue son afectados por cada movimiento que realizan los
herederos de Lucio Cabañas, de Genaro Vazquez de guerrilleros que surgieron
justamente de la Escuela Rural de Ayotzinapa, alla en Guerrero..
PRERROGATIVAS
Buenas intenciones se transformaron con el paso del tiempo
en cargas insoportables. Para atraer a los jóvenes a este tipo de escuelas el
gobierno les brindó toda clase de apoyos, como sistemas de internado, becas y
plazas magisteriales automáticas al término de sus estudios. Con el paso del
tiempo estas ayudas se convirtieron en prerrogativas y en modo de vida, en un
negocio personal y familiar.
Muchos dicen que las Normales Rurales contribuyeron de manera eficaz a la
construcción del México moderno. Tal vez
sí, pero la efervescencia política permanente comenzó a dejar en segundo lugar
la vocación de impartir clases y
brindarles a los niños de las
localidades la mejor educación posible que, como se sabe, es en efecto la
mejor herramienta de cambio.
LA INSURRECCIÓN
En la actualidad las Normales Rurales están rezagadas de la
capacitación y preparación magisterial, algunas
se adaptaron al cambio pero
otras, sobre todo las ubicadas en Oaxaca, Guerrero y Michoacán no sólo no se
acercaron a posiciones liberales y a las decisiones modernizadoras, sino que
profundizaron en una visión marxista desactualizada de la realidad y en un
cambio violento, por la vía de las armas.
No es casual, por ello, que los grupos guerrilleros de la
década de los años 70, Lucio Cabañas y
Genaro Vázquez Rojas, hayan surgido al amparo de las escuelas normales, de la
de Ayotzinapa, por ejemplo. Existe una tradición de lucha, de compromiso social
con la población más pobre, tradición que en algunas de estas escuelas se ha
desvirtuado y hoy aparece como el
negocio de la insurrección, donde lo de menos es la preparación para el
magisterio, sino el entrenamiento para expoliar
los presupuestos. Se sienten más a gusto en la clandestinidad que en los salones de clase. Los gobiernos
estatales e incluso el federal no saben
qué hacer con las normales rurales y sus estudiantes insurrectos. O los dejan
hacer lo que se les pega la gana o les tiran a matar. Lo que es por demás
absurdo o criminal. Los normalistas no
pueden andar por la ciudad vandalizando,
rompiendo cristales, asustando a la gente, hay que detenerlos, pero tampoco se puede accionar en su contra
armas de fuego. Hay entre un extremo y otras muchas opciones que casi nunca se
contemplan. Se puede encapsular a grupos que sean presentados vivos y con
respeto a todos sus derechos humanos frente a un juez para que enfrenten las
consecuencias de sus actos. Esa sería
una opción civilizada, palabra que aparece poco con relación a Guerrero donde
la ingobernabilidad genera todo tipo de excesos.
NARCOALCALDE
En el caso más reciente, el de Iguala, hay además
elementos muy perturbadores. Por
ejemplo, la actuación y paradero actual
del alcalde José Luis Abarca, que al momento de la refriega estaba en una
fiesta bailando con su esposa a la que
promovía para que lo sucediera en el cargo, ver para creer. Pero no sólo
eso, trascendió que el grupo de policías que se
enfrentaron con los normalistas cobraran en dos ventanillas, pues además de prestar sus servicios al
municipio, también eran pistoleros al servicio de los grupos criminales que
operan en la entidad, que actúan bajo el
paraguas del cártel de los Beltrán Leyva, cuyo jefe máximo, El H fue
capturado hace muy pocos días. Ahora se hace evidente y deja de ser un
secreto a voces que el Presidente Municipal de Iguala, hoy detenido, es un perredista ligado al narcotráfico y que
se dice tiene nexos muy cercanos a través de parientes de su esposa, con el
cártel de los Beltrán Leyva, y creador del Grupo delictivo Guerreros Unidos
para minimizar la presencia de los guerrilleros surgidos de la Escuela rural de
Ayotzinapa.
POBRE REALIDAD
Guerrero presenta ahora la peor realidad de su historia,
tercer lugar nacional en pobreza, una migración interna constante que lo ubica
en el primer lugar nacional, un nivel educativo deficiente con los peores
indicadores que lo coloca en los últimos lugares en el contexto nacional.
Normalistas insurrectos, policías sicarios, alcaldes cómplices del crimen,
violencia, secuestros, extorsión y muerte constantes y un gobierno estatal, el
de Ángel Aguirre Rivero, completamente ineficaz, conforman una situación de alta explosividad
en el estado de Guerrero que desde hace
décadas desconoce la paz y la estabilidad
que tiene que ser rescatado en
cada crisis por el gobierno federal.
Hay indicios de que esta vez el gobierno federal quitó la
red protectora y dejará por fin que el
gobernador en turno solucione los problemas o caiga otra vez, para darle al estado una oportunidad de tener
un gobierno competente, honesto y eficaz.
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