a veces el tecolote, nos dice
cuándo hemos de irnos.
Pero nosotros los mexicas no
morimos,
sólo cambiamos de casa, de
cuerpo.
Y cada año venimos aquí”.
La Paz, estado de México, La muerte, un tema tabú para
muchas culturas, en México es motivo de fiesta y tradición una vez al año,
cuando panteones, casas y calles del país se llenan de flores, velas, papel
picado y calaveras coloridas para honrar a los fieles difuntos.
Es una celebración popular que transcurre el 1 y 2 de
noviembre, y que mezcla raíces indígenas con tradiciones cristianas de la época
colonial española, bajo la creencia de que durante dos noches vivos y muertos
se reencuentran.
Los pueblos de La Paz, poseen un calendario ritual muy arraigado a la
agricultura tradicional, pero ésta es la festividad colectiva más importante
por la retribución a la Tierra y el culto a sus ancestros", comentó Pedro
Avila Rubio cronista municipal en esta demarcación, al señalar que La base de
este festejo moderno surgió con la leyenda de que los mexicas, el pueblo
indígena dominante de la época prehispánica mexicana, viajaban después de morir
a través de las nueve regiones del inframundo, conocido como el Mictlán.
Es una celebración con muchos años de historia, y a la que
los pueblos indígenas han ido incorporando nuevos elementos religiosos de la
tradición cristiana, por ejemplo, en el montaje de las ofrendas", explicó.
Las ofrendas son altares, que millones de familias mexicanas
elaboran cada año en sus casas para celebrar el Día de Muertos, como tributo a
los difuntos.
En ellos se colocan objetos personales de los muertos o sus
alimentos favoritos, acompañados de adornos como las tradicionales flores de
cempasúchil, de intenso color naranja, o el papel picado, que consiste en
pliegos de papel de seda calados con figuras de calaveras.
La celebración del Día de Muertos, catalogada Patrimonio
Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2003, se ha convertido en
un símbolo, meramente mexiquense.
Todos tenemos el temor por la muerte y que en México sea
esto parte de una celebración, de un rito de color, es algo maravilloso",
contó Francisco Noriega Lopez historiador urbano, nativo de La magdalena
Atlicpac.añadió que , la razón de que una tradición de origen prehispánico sea
tan atractiva en otros países, es porque otros pueblos comparten la cosmovisión
mexicana sobre la muerte.
Francisco Noriega Lopez, indico que en esta demarcación
existen seis cementerios, para atender a la necesidad luctuosa de los
trescientos 58 mil habitantes que radican en esta demarcación.
Panteón San Sebastián Chimalpa,
De La magdalena Atlicpac.
Panteon Tecamachalco.
Cementerio Coaxusco.
Panteon Altavista.
Panteon de Cabecera Municipal.
De acuerdo con el acta de cabildo N° 28 del día 13 de julio
de 1967 fue sepultado el primer cadáver en el panteón de Coaxusco. Este se
ubica en av. Puebla de la Ciudad de Los Reyes Acaquilpan cabecera municipal de
La Paz, Estado de México.
LA HISTORIA PREHISPANICA.
El Dia de los Muertos tiene raíces prehispánicas y festeja
la memoria de los difuntos con visitas a cementerios y coloridas ofrendas. Es
una celebración mexicana de origen prehispánico que honra a los difuntos y
coincide con las celebraciones católicas del Dia de los Fieles Difuntos y Todos
los Santos. La UNESCO ha declarado la festividad mexicana como Patrimonio
Cultural inmaterial de la humanidad.
Los orígenes de la tradición del día de muertos son
anteriores a la llegada de los españoles. Hay registros de la celebración de
etnias mexicas, mayas, purépecha, y totonacas los rituales celebran la vida de
los ancestros y se realizan en estas civilizaciones por lo menos desde hace
tres mil años.
En el municipio de La Paz, Distrito de Nezahualcóyotl,
Estado de México, las costumbres y tradiciones del día de muertos son parecidas
ya sea la ciudad de Los Reyes Acaquilpan, los pueblos de La Magdalena Atlicpac,
San Sebastián Chimalpa y Tecamachalco o sus 60 colonias (teniendo en cuenta que
en las colonias la mayoría de gente es de diferentes partes del país y sus
costumbres y tradiciones son de acuerdo con su lugar de origen). Dichas
celebraciones inician el día 28 de octubre.
Según antepasados se tiene la creencia que el día 28 de octubre
llegan los difuntos que fallecieron por accidente. Posteriormente el día 31 de
octubre a las 12:00 hrs llegan los niños fallecidos, el día 1ro de noviembre la
costumbre dice que a las 20:00 hrs se retiran los niños y llegan las almas de
los difuntos mayores mismas que se retiran el día 2 de noviembre a las 20:00
hrs.
LA MUERTE EN EL MÉXICO PREHISPANICO
Para la época prehispánica en México no se tenía una sola
fecha para honrar a los muertos había 4 momentos durante el año y ya más
particularmente en el mismo entierro es decir que la ofrenda se otorgaba para
ser enterrada con el difunto.
Dentro de la visión prehispánica, el acto de morir era el
comienzo de un viaje hacia el Mictlán, el reino de los muertos descarnados o
inframundo, también llamado Ximohuayan, término que los españoles tradujeron
como el infierno.
Según las creencias y la idolatría prehispánica después de
morir existía el “Mictlan” reinado por” Mictlantecuhtli” señor de los muertos o
dios de la muerte ;pero para llegar el alma tenía que ser desprendida del
cuerpo, así que “Tlaltecutli” diosa de la tierra devoraba los cadáveres según
el mito azteca y paria para que la almas pudieran comenzar su camino hacia el Mictlan este
duraba 4 días para eso los prehispánicos otorgaban como parte de la ofrenda un
perro que les ayudaría a cruzar el rio Chiconauhuapan en el camino y en los
casos donde los difuntos fuesen personas de alto rango se les enterraba a sus
esclavos para seguirles sirviendo junto con ollas, vasijas y alimentos que les
ayudaran en su anima al inframundo. Al llegar a este, cada alma era llevada a
una de las nueve regiones antes de ser destinada a su descanso eterno esto
duraba cuatro años y se le llamaba “Obsidiana de los muertos” es así como lo
describe Toribio de Benabente (Motolinía):
En la inteligencia de que los muertos no eran objeto de
olvido ni desprecio, pues se les recordaba dedicándoles días especiales en los
que lloraban ofreciendo por ellos comida y flores en sus sepulturas. Esto lo
repetían periódicamente hasta el cuarto año de la muerte, en que cesaban estas
demostraciones.
El destino del alma lo determinaba el tipo de muerte. los
que morían ahogados eran destinados al “Tlalocan” el paraíso de Tlaloc, los
niños eran enviados a “Chichihuacuahco” esto porque había un árbol del que sus
ramas brotaba leche para que no pasaran hambre, El Mictlán estaba destinado
para todas las personas que morían de muerte natural. La muerte más deseada por
los antiguos mexicas era en combate o en sacrificio, pues quienes morían así
iban al “Omeyocan” o paraíso del Sol, y tras cuatro años regresaban a la vida
en forma de colibrí. Además de los guerreros, este destino privilegiado tras la
muerte era para las mujeres muertas en parto. Para los indígenas la muerte no
tenía la connotación moral de la religión católica, en la cual la idea del
infierno o paraíso significa castigo o premio.
PATRIMONIO CULTURAL E INMATERIAL DE LA HUMANIDAD
En la Tercera sesión del Comité Intergubernamental de la
UNESCO celebrada en Estambul del 4 al 8 de noviembre de 2008 el Día de Muertos
paso a formar parte de la lista de patrimonio oral e inmaterial de la
humanidad. Originalmente fue proclamado el 07 de noviembre del 2003 pero no fue
hasta 2008 que fue inscrito en la lista.
Resultado de la cultura prehispánica con la religión
católica la fiesta del Día de los Muertos, tal como la practican las
comunidades indígenas, se celebra el retorno transitorio a la tierra de los
familiares y seres queridos fallecidos. Esas fiestas tienen lugar cada año a
finales de octubre y principios de noviembre transmitidas de generación en
generación. Este periodo marca el final del ciclo anual del maíz, que es el
cultivo predominante en el país.
Para facilitar el retorno de las almas a la tierra, las
familias esparcen pétalos de flores y colocan velas y ofrendas a lo largo del
camino que va desde la casa al cementerio. Se preparan minuciosamente los
manjares favoritos del difunto y se colocan alrededor del altar familiar y de
la tumba, en medio de las flores y de objetos artesanales, como las famosas
siluetas de papel. Estos preparativos se realizan con particular esmero, pues
existe la creencia de que un difunto puede traer la prosperidad (por ejemplo,
una abundante cosecha de maíz) o la desdicha (enfermedad, accidentes,
dificultades financieras, etc.) según le resulte o no satisfactorio el modo en
que la familia haya cumplido con los ritos.
Los muertos se dividen en varias categorías en función de la
causa del fallecimiento, edad, sexo y, en ciertos casos, profesión. Se atribuye
un día específico de culto para cada categoría. Este encuentro anual entre los
pueblos indígenas y sus ancestros cumple una función social considerable al
afirmar el papel del individuo dentro de la sociedad. También contribuye a
reforzar el estatuto político y social de las comunidades indígenas de México.
Las fiestas indígenas dedicadas a los muertos están
profundamente arraigadas en la vida cultural de los pueblos indígenas de
México. Esta fusión entre ritos religiosos prehispánicos y fiestas católicas
permite el acercamiento de dos universos, el de las creencias indígenas y el de
una visión del mundo introducida por los europeos en el siglo XVI.
Como cada año en las diferentes regiones de México las
comunidades celebran el regreso temporal de sus familiares y seres queridos
difuntos: el Día de Muertos. Se trata de una festividad sincrética entre la
cultura prehispánica y la religión católica que, dado el carácter pluricultural
y pluriétnico del país, ha dado lugar a expresiones populares diversas,
transmitidas de generación en generación y a las que, con el paso del tiempo,
se han añadido diferentes significados y evocaciones de acuerdo con el pueblo
indígena, comunidad o grupo que las llevan a cabo, en el campo o en la ciudad.
Su origen se ubica del sincretismo entre la celebración de
los rituales religiosos católicos traídos por los españoles y la conmemoración
del día de muertos que los indígenas realizaban desde los tiempos prehispánicos
los antiguos mexicanos, o mexicas, acolhuas (texcocanos), mixtecas, zapotecas,
tlaxcaltecas, totonacas y otros pueblos originarios de nuestro país con lo cual
coincidía con el final del ciclo del maíz principal cultivo alimentario del
país.
OFRENDA DE DIA DE MUERTOS
En la época prehispánica no se realizaban altares u ofrendas
como las conocemos actualmente y que forman parte del festejo del Dia de
Muertos. Como ya se menciono anteriormente las ofrendas formaban más bien el
rito funerario es decir, no se colocaban en una fecha específica después de la
muerte de la persona, sino también eran parte de su entierro.
La ofrenda de muertos es una tradición mexicana que
representa la unión entre el viejo y el nuevo mundo ya que es un mestizaje de
las ofrendas prehispánicas y católicas que fue modificadas principalmente a la
llegada de los españoles ya que se les hacía pagano el ritual con el que se
enterraban a los difuntos. Comenzaron esta introducción para que fuera solo
como una honra hacia las almas así entonces acomodaron las fechas para
celebrarse el día de todos los santos y el de los fieles difuntos
Sin embargo como mucho de la mexicanidad se conservaron
algunas tradiciones prehispánicas como lo es la sátira a la muerte, el uso de
cráneos, calaveras y representación de los huesos sin duda ha sobrevivido y
tomado muchísimo auge el hacer ver al mundo que se tiene una aceptación de la
muerte sin miedo, otorgándole el respeto que se merece totalmente “a la
mexicana”.
Desde tiempos remotos para conmemorar el día de los fieles
difuntos cada domicilio adorna su casa con la ofrenda en una mesa con un mantel
blanco. Las ofrendas deben de contener una serie de elementos y símbolos que
inviten al espíritu a viajar desde el mundo de los muertos para que convivan
ese día con sus familiares. Entre, los elementos más representativos del altar
se encuentran los siguientes:
Fotografías de los difuntos dicha imagen se coloca en la
parte más alta de la ofrenda junto con una imágen del santo de su devoción.
Pan de muerto: Es una representación de la Eucaristía y fue
agregado por los evangelizadores españoles adornado con formas de huesos y
espolvoreado en azúcar.
Comida: Tamales de carne de cerdo y aceituna con salsa
verde, tamales de dulce de elote, mole rojo con carne de guajolote, sopa de
arroz, elotes hervidos, chilatole, frutas variadas (naranjas, cañas, plátanos,
etcétera) y demás alimentos de los que en vida le gustaban a cada difunto para
que el alma visitada los disfrute.
El día de muertos implica el retorno de las animas de los
difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los
familiares y para nutrirse con la esencia de los alimentos que se les ofrece en
los altares puestos en su honor.
Bebidas: Atole champurrado, chocolate, bebidas que gustaban
al difunto (refresco, cerveza, pulque, mezcal, etcétera). También dos vasos con
agua. El agua colocada sirve para calmar la sed de las animas y tiene gran
importancia ya que refleja la pureza del alma.
Dulces: Principalmente calaveritas de azúcar, chocolate y
amaranto son la aceptación a la muerte en forma de sátira colocando nombres en
la frente, conserva de tejocote, conserva de camote y dulce de calabaza con
piloncillo que lleva por nombre “Chacoalole”.
Adornos: Cirios y veladoras donde está presente el fuego
como una luz que guía para alumbrar el camino de vuelta a las animas a su hogar
principalmente de color blanco. Cabe mencionar que el número de veladoras
dependerá del número de difuntos a quienes se honra en la ofrenda.
Flores de cempaxúchitl son el ornato visual en los altares y
en el sepulcro. La flor de cempaxúchitl con su aroma sirve de guía a los
espíritus en este mundo. Suele formarse un arco en el nivel más alto que
representa la conexión entre los dos mundos y la bienvenida a la ofrenda. Su
color amarillo representa al sol que guía el alma del difunto. También se
colocan otras especies de flores para adornar especialmente a los niños se les
adorna con flores blancas.
Cuenta la leyenda mexicana que esta flor nace del amor entre
dos jóvenes aztecas “Xóchitl” y “Huitzilin”.
El romance de estos dos jóvenes comenzó cuando aun eran
pequeños. Siendo niños se divertían
jugando juntos y disfrutando de los alrededores de su pueblo. Con el tiempo,
fue natural que entre ellos un gran amor floreciera.
Cuentan que todas las tardes subían a lo alto de la montaña
a llevarle flores a Tonatiuh, el dios sol, él parecía sonreírles desde las
alturas ante la ofrenda de los enamorados, y ellos juraron amarse por siempre,
incluso más allá de la muerte.
Un día llegó la guerra y los amantes tuvieron que separarse
ya que el joven Huitzilin tuvo que marchar a luchar.
Tristemente al poco tiempo llegaron noticias de que
Huitzilin había sido herido y finalmente muerto. La bella Xóchitl sintió que su
corazón se quebraba de dolor.
Decidió subir por última vez a la montaña para implorarle a
Tonatiuh, el dios sol, que la uniera por siempre con su amor. El sol conmovido
lanzo uno de sus rayos y al tocar a la joven la convirtió en una hermosa flor,
de colores tan intensos como los mismos rayos del sol.
Al poco tiempo llegó
un colibrí que amoroso se posó en el centro de la flor.
Era Huitzilin que se había transformado en un bello colibrí.
Al instante la flor se abrió en 20 pétalos, de aroma intenso y misterioso… Los
enamorados estarían siempre unidos mientras existieran flores de cempasúchil y
colibríes.
“Leyenda del cempoalxochitl”
Copal o incienso se acostumbra a quemarlos en un sahumador y
representan la purificación del alma para limpiar el lugar de las “malas
vibras” y los malos espíritus antes de que regresen los seres queridos, su olor
que aromatiza toda la casa es la guía para llegar al altar. Una cruz en la
parte superior ya sea de flores, sal, cal o semillas es utilizada en todos los
altares. Es un símbolo introducido por los evangelizadores españoles con el fin
de incorporar el catecismo a una tradición tan arraigada entre los indígenas
como la veneración de los muertos, el papel de china picado en forma de
imágenes alusivas a la celebración representa el duelo con alegoría.
Anteriormente se utilizaba un petate en frente de la mesa
“para que descansaran las almas” y sobre el se ponían más objetos de los antes
mencionados debía ser un petate nuevo.
El pueblo de San Sebastián Chimalpa antiguamente era
productor de petates y en fechas de Día de Muertos se registraba su mayor
venta. El petate tenía muchos usos era símbolo de vida, amor, trabajo y muerte.
Un petate se usaba para el nacimiento, para descansar, amar y dormir. [Capte la
atención de los lectores mediante una cita importante extraída del documento o
utilice este espacio para resaltar un punto clave. Para colocar el cuadro de
texto en cualquier lugar de la página, solo tiene que arrastrarlo.]
También se usaba para ir a la tumba y descansar eternamente.
La ofrenda puede ser de varios niveles 7 que son los lugares
por donde tiene que pasar el alma para llegar a su descanso espiritual, 3 que
representan el cielo, la tierra y el inframundo y la más común de 2 niveles que
representan el cielo y la tierra.
En el pueblo de la Magdalena Atlicpac el Lic. Fortino Jaime
Luna Avendaño acostumbra a poner una ofrenda en el atrio de la iglesia, la
familia Moreno pone ofrenda en la plaza principal y la Profa. Leticia Alfaro
Néquiz la puso del año 2016 al 2018 frente a la puerta principal del panteón.
COSTUMBRES Y TRADICIONES DEL DÍA DE MUERTOS
La cultura mexicana tiene su más colorida representación en
la celebración del día de muertos, festividad que se ha visto reflejada en
diferentes expresiones culturales que abarcan todas las manifestaciones. Desde
el arte prehispánico hasta lo popular de nuestros días. Luego de la conquista
los evangelizadores adecuaron el día de todos los Santos a la conmemoración a
los muertos que se hacían en muchas partes del centro de México. La fusión de
ambas culturas hace del Día de Muertos un producto comunicativo que evoca
constantemente los elementos que le dieron origen y que lo traducen en una
repetición y evocación constante con el mundo indígena y católico con símbolos
que adquieren un nuevo significado.
En estas fechas se suele visitar los panteones locales de
los pueblos y en la tumba de los difuntos se adorna con flores de cempaxúchitl
y otras especies de flores, se colocan veladoras y últimamente se acostumbra a
amenizar con música norteña y de orquesta. Las visitas al camposanto son para
limpiar y como ya se mencionó antes para adornar la tumba del ser querido
aunque en algunos lugares la ofrenda se traslada ahí para comer junto con las
ánimas. En el pueblo de La Magdalena Atlicpac desde hace tiempo y desconociendo
la fecha de inicio de esta costumbre el día 1ro de noviembre un grupo de
aproximadamente sesenta o más personas denominadas “Los Animeros” encabezadas
por el Sr. Emilio Martínez Andrade acostumbran salir por las calles del pueblo
para visitar algunas familias y negocios cuando los visitan cantan alabanzas
relacionadas al día de muertos las familias donan ceras y veladoras para la
iglesia y a los animeros les ofrecen pan y frutas.
El municipio cuenta con 6 panteones que en estos días se
llenan de familiares de los difuntos para recordarlos y convivir en memoria de
ellos.
En el pueblo de La Magdalena Atlicpac sobre la av.
Altamirano S/N existe un Panteón Local del cual se localizó un documento de
fecha 26 de diciembre del año de 1899 en donde se menciona que ya existía el
panteón de la Magdalena Atlicpac, del municipio de La Paz, Estado de México el
difunto mencionado en el documento es relacionado a quien en vida llevo el
nombre de Antonio López primer presidente municipal constitucional en la
cabecera municipal del pueblo de La Magdalena Atlicpac y fue sepultado en dicho
panteón (certificado por la Lic. María Ofelia Delgado Díaz jefe del
departamento de archivo de la dirección general del registro civil del Estado
de México 2008).
En la ciudad de Los Reyes Acaquilpan cabecera municipal de
La Paz, Estado de México existe un panteón desde el año 1920 ubicado en la
calle Francisco I. Madero N° 63. El día 2 de noviembre se acostumbra que el
párroco de la iglesia celebre una misa cada panteón.
Actualmente los niños se disfrazan de brujas, vampiros,
etcétera y salen a las calles con dirección a los negocios y casas de las
familias pronunciando la frase -¿me da mi calaverita?- para pedir su
calaverita. Les dan dulces o dinero que introducen en un tipo de calabaza de
plástico. Antes se utilizaba “El Chilacayote” le ponían un alambre como
agarradera, se le hacía un agujero por debajo para ponerle un pedazo de vela y
se le hacían ojos, nariz y boca.
En los años 50s en los pueblos pertenecientes al municipio
(Los Reyes Acaquilpan, La Magdalena Atlicpac, San Sebastián Chimalpa y
Tecamachalco) los niños no acostumbraban a disfrazarse ni pedir calaverita pero
existía otro tipo de diversión “Las Lumbradas” que eran fogatas colocadas a las
puertas de las casas se hacían con la planta cacastlapa (ipomea stans cav)
conocida por dar “flor de campanilla”.
Esta planta mexicana florece de mayo a octubre y se
encuentra en el Valle de México en los pastizales de regiones semiáridas y en
la vegetación ruderal de lugares relativamente secos.
Era recolectada a mediados del mes de octubre de los
cerros:“El Pino”, “La Caldera (Ometecapatepetl)” y “El Cerro Grande
(Tetlalmanche)” una vez que estaba seca servía eficientemente para prender y no
hacía humo.
En el pueblo de San Sebastián Chimalpa se acostumbraba
también a quemar el desperdicio del Tule con que se elaboraban los petates.
Se hacían competencias para ver que lumbrada estaba más alta
y los niños se divertían saltando de un lado a otro entre la lumbrada. La
importancia de esta costumbre se veía reflejada en que en ese tiempo en los
pueblos no existía luz eléctrica entonces en estas fechas los habitantes podían
gozar de una noche al año iluminada recordando a sus seres queridos que ya
habían partido.
En la cultura mexicana siempre la muerte es concebida como
una etapa el muerto bien camina y observa el altar, percibe, huele, prueba,
escucha. Sin duda cada pueblo y región tienen sus propios usos, costumbres y
formas de armar su ofrenda y celebrar a los muertos pero todos tienen un fin
común que es reunir a la familia, honrar y recordar a sus difuntos.
PANTEONES
Créditos:
Dr. Pedro Avila Rubio
C. Francisco Noriega López
C. Octavio Alfonso Blancas Cruz
C. Víctor Manuel Vargas Pineda
30 de octubre de 2019
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