Cuando lo importante para una sociedad es el dinero, la llamada
superestructura del Estado se encarga de promoverlo, difundirlo y arraigarlo
entre la población a través de los medios de comunicación, libros, programas y
hasta distorsionando la cultura popular para que ellos mismos lo promuevan como
parte de sus valores y se reproduzca ese sentir como necesario.
En México, los medios de comunicación impreso primero sirvieron para
que las pudientes clases gobernantes que, si sabían leer y escribir, expresarán
en sus páginas sus necesidades y posturas políticas para difundirla entre sus
posibles seguidores que contaban con capacidad de decisión política en el país.
Con la guerra de Independencia aparece el Despertador
Americano, el Ilustrador Nacional, el Ilustrador Americano y El Semanario Patriótico
Americano que impulsaba la primera transformación del país y denunciaba a los gachupines
aliados a Napoleón y en contra de Fernando VII, que solo los criollos y algunos
más que sabían leer podían conocer sus contenidos que en ocasiones se les leía
en grupo para su conocimiento.
Durante la Reforma y la revolución aparecieron otros medios
impresos que servían a diferentes actores de la época y la disputa de la Nación
que se vivía, pero ya comenzaban a publicar y cantar corridos de sucesos trágicos
de la sociedad, de las familias que la integraban, de los bandidos de Río Frío,
Chucho El Roto y personajes que por acciones fuera de la norma social
sobresalían en sus páginas para deleite y conocimiento de la concurrencia que
esperaba reseñas noveladas de los sucesos.
El morbo por los sucesos de hechos ilícitos se acrecentaba
porque los medios de cada época lo explotaban mediática y económicamente, por
las ventas que esto suscitaba entre la población, hasta llegar a la década de
los 60 y 70 del siglo pasado donde revistas policíacas tenían tirajes de
millones para todo el país y fuera del mismo entre los migrantes mexicanos.
Homicidios, violaciones, robos,
extorsiones son los más leído desde entonces, después novelados, hechos programas de televisión
donde se magnifica la vida de los narcos e infractores de la ley como relatos
de vida a seguir por los que menos tienen, que son millones, las mismas
noticias y sed de sangre de medios y periodistas, como los vemos ahora todavía,
son impulsores de esta cultura del morbo y la delincuencia.
Además, que algunos como Chucho El Roto en su
momento, ayudan a la población marginada donde crecieron y llevan obras que las
autoridades no realizan para robar lo más que puedan del presupuesto y son más
reconocidos y queridos por la población que los propios gobernantes.
Por lo que en estos Días de
Muertos vimos en Culiacán una representación de los sucesos recientes, donde
niños vestidos de sicarios, una camioneta con armamento o arrastrando un cadáver
embolsado fueron visto en las calles de la capital de Sinaloa.
Cosechamos lo que sembramos a través de los medios de comunicación,
libros, programas, canciones y omisiones del gobierno.
INSEGURIDAD
Vaya que va a costar muchas vidas todavía
la inseguridad que se vive en el país que lo mismo se lleva al pobre que a un
gobernante, como hace poco ocurrió, lamentablemente, en el Estado de México y Oaxaca,
donde hasta piden juicio político al gobernador.
Datos oficiales destacan que los primeros 9 meses
de este año, la cifra de homicidios supera con mucho al mismo periodo del año pasado,
al tiempo que los feminicidios se desataron en Veracruz, Estado de México y
Nuevo León, principalmente.
A 10 meses de iniciado el actual
sexenio no hemos escuchado ninguna promoción de la cultura de la legalidad
entre la población por todos los medios posibles, los públicos que el Estado
Mexicano tiene y los tiempos con lo que los medios privados pagan los derechos
por la concesión del espacio radioeléctrico propiedad de la Nación que usan como
negocio, se utilicen.
Porque como el presidente lo ha dicho cuando
amenaza con acusarlos con sus padres o abuelos, los delincuentes tienen familias
y debe ser de ahí, el núcleo fundamental de la sociedad, donde debe promoverse
el respeto a las leyes y normas establecidas.
Pero en un país de la simulación como
es México, donde su clase política simula cumplir la ley, caso Bonilla que
contra natura pretende gobernar 5 años Baja California cuando fue electo para
dos, y otros ejemplos que en cada entidad conocemos, el ejemplo que dan es no cumplir
la ley y sus normas, solo simularlo.
Los tiempos en que los padres eran los
que acusaban a sus parientes ante la autoridad por dedicarse a delinquir, son
pocos ya como el de aquella madre que reconoció a su hijo encapuchado
vandalizando y se lo llevó exhibiéndolo como castigo moral.
Los valores y el bienestar de la familia son
necesarios para terminar con los jóvenes sicarios como aquel que le pidió un
aventó al alcalde de Valle de Chalco para ultimarlo en su mismo vehículo por
alguna razón o paga hecha por sicarios, recordemos que en ese municipio otros políticos
han sido atacados así.
Un joven de los que podría estar becados
sirvió de sicario para cometer tan atroz crimen en una entidad donde la falta
de un gobernante es más que visible, porque los feminicidios siguen a la orden
del día, mientras el príncipe de la dinastía se placea a la vieja usanza de
programas rosas y carreteras destrozadas.
10 mujeres mueren cada día y la cifra sigue
creciendo en el país en particular en Veracruz, Estado de México y Nuevo León,
donde el gobernante de este último estado aún no se amputa las manos como lo
prometió durante la campaña presidencial.
El presidente pidió un año más de plazo para
dar resultados contra la violencia que se vive y pacificar el país.
Los gobernadores y alcaldes no piden nada porque
no hacen nada, solo piden recursos para seguir construyendo sus cacicazgos
regionales y olvidándose de sus gobernados. Lo primero son ellos.
MAFIA GUINDA
Lo que tenía que pasar pasó
en el grupo gobernante, su PNR del siglo XXI hace agua, se hunde, se resquebraja
ante los intereses de cada uno de sus integrantes, de las mafias regionales que
lo componen y de las agendas que cada uno de ellos tiene de acuerdo con los
procesos electorales de cada entidad.
En el Estado de México, su
mayoría está al servicio del Grupo Atlacomulco, por eso no se nota mucho la
presencia de sus legisladores o gobiernos municipales, ante el antiguo tricolor
porque sirven al mismo interés y hasta uno de ellos tiene su caja chica en la
Secretaría de Administración del Congreso donde colocó a su sobrino para un
mejor manejo, como antaño otros.
En Baja California
los Bonilla y su grupo de mapaches tricolores ya gobierna esa entidad,
donde los intereses norteamericanos están por encima de los nacionales y lo
veremos pronto con la cervecera y otras acciones en contra de la población que
se darán.
Veracruz y Morelos
son gobiernos donde lo que menos importa son la población y las necesidades de
esas entidades, sus gobernantes son claro ejemplo de lo que no deben ser, de la
incapacidad de sus gobernadores para articular políticas públicas.
Tabasco y Chiapas
van por el mismo camino, donde el uso abusivo de la fuerza pública es
una constante no obstante el llamado del presidente de no reprimir y respetar
los derechos constitucionales de manifestación. La nueva mafia en el poder.
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