/Redacción de Imprevistosnoticias
• Por favor, señores
legisladores, señores jueces y señores magistrados, el SUTAUR les implora que
“los más de siete mil ex choferes de la Ruta 100 que aun vivimos, solo les
pedimos ¡¡¡…AYÚDENOS…!!!”
El 20 de agosto de 2019 se
efectuó en la capital de la República una Cumbre de Togados donde se tocó un
tema tan apremiante y de por sí, muy delicado, para combatir en todas sus
modalidades el fenómeno de la corrupción, cristalizando el Sistema
Anticorrupción en la Ciudad de México.
Tras apuntalar lo anterior, el
Sindicato Único de Trabajadores de Autotransportes Urbanos de Pasajeros Ruta
100, hizo un pronunciamiento político-jurídico para manifestar su beneplácito
por la serie de aciertos que viene desempeñando el Poder Judicial de la capital
de la República.
El presidente del Poder
Judicial de la Ciudad de México, magistrado Rafael Guerra Álvarez, afirmó que
con la implementación del Sistema Anticorrupción en la Ciudad de México, sólo
adquiere su verdadero sentido al hacer conciencia de la dimensión histórica de
nuestro reto.
Y es que todos los mexicanos
hemos sido convocados en distinta medida al fortalecimiento legal y ético de
nuestras instituciones y del servicio público. Y en este sentido, el quehacer
jurisdiccional refrenda su razón de ser, según palabras del propio magistrado
Guerra Álvarez.
Desde la concepción original
del modelo de distribución de poderes de Montesquieu pasando por la interpretación
que los ensayos federalistas en Estados Unidos hicieron de sus postulados hasta
llegar a su adopción en nuestro texto constitucional, el sistema de contrapesos
está diseñado para que el poder dé cauce al poder, el poder vigile al poder, el
poder límite al poder.
Y esa misma lógica sustenta el
diseño institucional del Sistema Nacional Anticorrupción y sus capítulos
locales, es decir, conforme a sus instancias e instituciones republicanas, en
suma de esfuerzos, pudieran consumarse las directrices básicas que definan la
coordinación de las autoridades competentes y generar las políticas públicas en
materia de prevención, detección, control, sanción, disuasión y combate a la
corrupción.
Para el Sindicato Único de
Trabajadores de Transporte Urbano de la Ciudad de México, mejor conocido como
Ruta 100, el Estado Mexicano tiene una Deuda Histórica con los trabajadores del
volante que le dieron auge y presencia en América Latina como un extraordinario
modelo en materia de transporte urbano.
Pero la lucha contra la
corrupción representa la lucha del Estado moderno como lo conocemos, para
preservar su propia existencia. Esa es la verdadera dimensión del reto que no
solo obedece a las instituciones sino que pudieran ser una garantía de respeto
hacia para nuestras leyes, que pudieran igualmente demostrar su valor.
El conflicto de la ex Ruta 100
no ha concluido. Ha pasado casi un cuarto de siglo partiendo de 1995 a nuestras
fechas, que a grito abierto hemos demandado “¡…justicia…!”, y ésta justicia
lamentablemente no ha llegado pese a la constante.
Bien lo formula el Señor
Presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, magistrado
Rafael Guerra Álvarez, quien acepta y reconoce verbalmente…
…Para el Poder Judicial de la
Ciudad de México es absolutamente claro que, si la impartición de justicia como
la conocemos, es capaz de ganarse su lugar en el mundo del futuro, será
indudablemente por su capacidad de adaptarse a dicho mundo. Y creo que parte
esencial de comprender el fenómeno de la corrupción es aceptar que hay
demasiado poder concentrado en el Gobierno y muy poco en manos de la población.
Y añade: “Como bien lo dice el
principio de John Dalberg: ’Todo poder corrompe y el poder absoluto corrompe
absolutamente’”, sin embargo, el poder también revela, también libera y también
regenera o degenera la sustancia de las leyes que no son ejecutadas bajo la
letra del Derecho”.
El mejor ejemplo es el
conflicto laboral de la ex Ruta 100, 24 años de intensa lucha, que se traducen
en 24 años de oídos sordos, de acciones ilegales, de acciones pueriles y de acciones
que retroalimentan la impunidad, pero aun así, bajo ese esquema de
incertidumbre y beligerancia, “confiamos que los nuevos gobiernos nos hagan
justicia”, remarcó el líder moral de la ex Ruta 100, Jorge Cuellar Valdez.
Hoy en día, conforme a la
Primera Constitución que posee la Ciudad de México, tras largas luchas
parlamentarias, se logró constituir su Carta Magna local, para avasallar a todo
esos agentes de poder que abusan y se enriquecen ilícitamente bajo el paraguas
de la impunidad.
Como bien lo afirma el Doctor
Rafael Guerra Álvarez:
“Hoy contamos con mayores
herramientas para revertir la influencia del poder en todas sus formas: desde
el soborno, el clientelismo, la colusión, la complicidad, el conflicto de
interés; pasando por el ejercicio indebido del servicio público, la extorsión,
el lavado de dinero, el nepotismo, la evasión y los paraísos fiscales, entre
muchas otras. Es así como nuestra generación tiene más elementos para
transformar a las instituciones e inhibir el flujo de la corrupción”.
Si bien es cierto que las
nuevas generaciones de gobernantes velan por la legalidad de nuestra gran
ciudad, que es el espejo y devenir del desarrollo político, económico,
financiero, religioso y social, los mecanismos de control que debe asumir
pronto el Congreso de la Ciudad de México es el de combatir la comisión de
prácticas de corrupción o la situación de riesgo que provoca la ineficiencia
institucional que tanto lacera el tejido social.
Si al conflicto de la ex Ruta
100 se le diera una pronta y urgente solución, el panorama sociopolítico
pintaría de forma diferente. Es importante recordar que nuestra atención debe
estar puesta en consolidar la eficacia de las instituciones públicas,
incrementar la certidumbre y seguridad jurídica mejorar la administración de
los recursos públicos y ulteriormente traducir ese esfuerzo en bienestar, paz y
justicia para la ciudadanía.
Pero la lucha contra la
corrupción no sólo es un postulado de orden y eficacia gubernamental o
administrativa. Debemos de advertir también que la ex Ruta 100, está esperando
que el Constituyente haga legítimo sus postulados, bajo la dimensión de la
Rendición de Cuentas, lo cual también representa una obligación del Estado a
medida que el concierto internacional la encumbra como un derecho fundamental.
Hoy, desde este punto político
e histórica esfera de Donceles y Allende, sede del Congreso de la Ciudad de
México, hacemos un respetuoso llamado a las instancias de gobierno, a la
Trilogía Funcional Primaria que es la División de Poderes que se integran a
través de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, a ponderar nuestra
encomienda a darle solución final al conflicto laboral de la Ruta 100.
“Porque de esos 12,004
trabajadores que distinguían a la Ruta 100 en la década de los 90’s, más de la
mitad han ido desapareciendo por causas naturales, sin haber recibido una
justicia pronta y expedita, justa y digna para recuperar las cantidades
millonarias que aportaron para crear empresas que generarían miles de empleos
para las generaciones”, precisó Cuellar Valdez.
Y acusa: “Pero sus ex
dirigentes como Ricardo Barco López y Gabino Camacho Barrera, han mostrado
permanentemente las fauces de la ambición ilícita, han usurpado la
representatividad legal del SUTAUR-100 a través de sus ‘títeres abyectos’, para
seguir cometiendo históricos fraudes, que hasta este momento, ascienden a
varios miles de millones de pesos usufructuando las empresas del Grupo
Metropolitano de Transporte, mejor conocido como GMT”.
Para el SUTAUR, el asunto de
la ex Ruta 100 no guarda ninguna complejidad, ni es coyuntural, sino por el
contrario, gracias a que esta Ciudad de México, a través de su Congreso local
lo distingue la pluralidad de ópticas y de ideas, “esperemos que el Sistema
Anticorrupción de la Ciudad de México sea la panacea para instrumental el
Derecho que todo México necesita, un instrumentos establecido por el
Constituyente de nuestra metrópoli desde una visión sistémica, garantista e
interactuante, con el objeto de coordinar a las autoridades competentes en las
diversas instancias de esta causa”, subrayó Cuellar..
La ex Ruta 100 aplaudió el
hecho que el Poder Judicial de la Ciudad de México manifieste su completa
preocupación por “restablecer las cadenas de la legalidad en México”, es decir,
la prevención, la investigación, la sanción de responsabilidades
administrativas y hechos de corrupción, así como en la fiscalización y control
de recursos.
La ex Ruta 100 sigue en espera
que se le haga justicia, ponderando lo que ya se ha reiterado, con la entrada
en vigor de la Constitución Política y en particular de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Ciudad de México, se establecieron nuevas condiciones
normativas, de organización y de operación.
A pesar de lo que se diga y se
afirme que el conflicto de la ex Ruta 100 ya causó Estado, el Tribunal Superior
de Justicia de la Ciudad de México aún tiene más de mil 800 promociones que
presentó en tiempo y forma, por lo que espera con urgencia que en el marco
institucional del control y fiscalización, se ajuste al modelo de eficacia, de
investigación, sustanciación y resolución en materia de responsabilidades
administrativas de los servidores públicos, adecuando dichos lineamientos a
diversos estándares internacionales.
El SUTAUR-100 le reitera al
Congreso plural de la Ciudad de México, “coparticipen en la solución de su
conflicto laboral”.
Quienes todavía respiramos, y
a 24 años de habernos quedado sin trabajo y vernos hoy en día en la curva de
nuestras vidas, ya no deseamos ser esos cadáveres vivientes de la ex Ruta 100
que deambulamos por toda la Ciudad de México y su periferia, sin horizonte
alguno.
Por favor, señores
legisladores, señores jueces y señores magistrados, el SUTAUR les implora que
“los más de siete mil ex choferes de la Ruta 100 que aun vivimos, solo les
pedimos ¡¡¡…AYÚDENOS…!!!”
Tenemos la plena certeza de
que este instrumento del Sistema Anticorrupción en la Ciudad de México,
permitirá recuperar la confianza ciudadana y subsanar la gran deuda de justicia
que demanda la nación.
Ayúdenos, háganos justicia y
eleven el espíritu del constituyente para proceder en contra de quienes al
defraudar a la Ruta 100, que al vivir en la opulencia desmedida, frente a una
cruel realidad: los desvalidos trabajadores de la ex Ruta 100 mendigan una
limosna para comprarse una fritura a fin de mitigar el hambre sin hallar la
línea de la justicia.
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