Al poner apenas en marcha la
Guardia Nacional para pacificar el país, tranquilizarlo y poner en orden las
políticas del Estado Mexicano que permitan disminuir las ejecuciones,
feminicidios, desapariciones, robos y delitos que día a día apremian a todos
los que vivimos en cualquier rincón de México.
Ha dicho en sus conferencias
que será hasta diciembre cuando se tengan resultados de la lucha contra la
violencia e inseguridad, así hay que auto cuidarse y encomendarse al santo de
su preferencia para su protección y no pasar a ser parte de las estadísticas
criminales en tanto llega la tan anunciada pacificación del país.
Los muertos son más ahora que
en el mismo periodo del año pasado, la Ciudad de México sigue convertida en una
zona sin ley, ni autoridades que hagan algo por combatir a la delincuencia que
se enseñorea en todos sus rincones y no se reconoce, no digamos en el Estado de
México donde la falta de un gobernante ha convertido la entidad en santuario de
la delincuencia.
Ahí es donde los ciudadanos
quieren que se noten las políticas públicas de los tres niveles de gobierno,
donde los delincuentes son jóvenes en su mayoría y se preguntan entonces dónde
están las políticas inhibitorias de las conductas antisociales que se aplican
en este sector de la población.
Hace un año, la gente cansada
de tantos abusos se volcó en las urnas por el cambio y no hay hechos tangibles
que demuestren que ya se está realizando, más que los dichos del presidente y
la realidad no cambia de esa manera, sino repuntando la economía que este año
no llegará a más de un punto del PIB, creando empleos, mejores salarios,
políticas de bienestar a las familias.
La autocrítica y la aceptación
de los errores para enmendarlos debe ser parte de la política nacional, porque
si tiene otros datos, la población que ha sido víctima de la delincuencia, el
desempleo, los abusos de poder y la impunidad, tienen otros más reales de los
que se colectan en Palacio Nacional.
Miles de despedidos son parte
de los cambios que se pregonan, en su mayoría no sindicalizados, es posible que
una parte de ellos sean de los que poco o nada hacían por ser buenos servidores
públicos, pero muchos malos servidores públicos son sindicalizados y ahí
siguen. Esa es la verdadera mafia en el poder porque con sus usos y costumbres
evitan los cambios verdaderos.
En la cadena de mando, cuando
se llega al operador directo de las acciones y políticas públicas, esto sigue
igual y es obvio que ningún presidente en el mundo puede estar supervisando que
sus subalternos cumplan sus instrucciones al pie de la letra, porque la cultura
política del sistema persiste en los Tres Poderes de la Unión y el desencanto
se percibe en los ciudadanos.
A un año del triunfo y 7 meses
de gobierno, muchos preguntan si las cosas cambiarán en México en favor de los
ciudadanos, porque muchos servidores, no los de arriba como anuncia el
presidente, sino los de abajo, son los despedidos de sus trabajos, como lo
anunciaron en un video reciente en las redes, trabajadores de Capufe en Oaxaca,
cuya delegación anunciaron va a desaparecer pronto y quedarán desempleados.
En Notimex, medios públicos y
otras áreas han sido despedido muchos comunicadores, productores, cineastas,
documentalistas, diseñadores y demás profesionales que hacen posible su
funcionamiento, bajo el argumento de la austeridad republicana.
Es cierto que cambiar un
sistema político y económico no es hacer enchiladas, pero cuando los que operan
dichos cambios son los primeros a los que deben cambiarse, el éxito de tal plan
no tiene futuro y ya el propio Muñoz Ledo lo ha expresado a su manera,
conocedor del sistema porque ha vivido en el monstruo, hay muchos detalles y
matices que escapan al presidente, con un gabinete que ni siquiera lo acompaña
como debiera, puntualizó un zacatecano, que tiene experiencia en el tema.
A un año del triunfo
electoral, esperamos resultados para el triunfo social y político de los
cambios anunciados.
USOS Y COSTUMBRES
Un ejemplo de que los usos y
costumbres prevalecen en la Cuarta Transformación es el memorándum para obligar
a la burocracia a acudir a los festejos del primer año en el zócalo, cuando lo
que todo mundo esperaba era un “memo” que dijera: “En virtud de que este 1 de
julio se conmemorará el aniversario del triunfo electoral del actual gobierno,
se les invita a participar en dicho evento una vez concluidas sus labores; si
así lo deciden, esperamos verlos acompañar al titular del ejecutivo en el
Zócalo”.
Por si fuera poco, habían
ordenado la transmisión en cadena nacional de dicho evento, de manera que los
concesionarios deberían sujetarse a dicho ordenamiento del ejecutivo sin
siquiera preguntarse si acaso los ciudadanos queremos ver dicha actividad, considerando
que casi 100 millones de mexicanos y más de 50 de los que están empadronados no
votaron por el actual presidente.
En Cuba, mi segunda patria,
los revolucionarios al convertirse en gobierno copiaron muchas de las políticas
de México, como el manejo corporativo de los sectores que tanto conocemos, para
aplicarlos entre su población y así tener el control político y social de la
isla. El dirigente de la Unión de Periodista de Cuba es el mismo que conocimos
hace 25 años y legislador de la Asamblea.
El Primero de Mayo todos los
trabajadores son obligados a marchar hacia la Plaza de la Revolución y todas
las personas que abordan ese día las guaguas, son llevados a fuerza a dicho
evento para que se puedan ir después de pasar por la tribuna de los jefes de la
Revolución y aquel que coree una consigna no autorizada, inmediatamente es
detenido y arrestado por la policía nacional.
Recuerdo que los cubanos dicen
cuando ven la televisión oficial que no hay otra: ¿Cuándo van a dejar de pasar
boberías en lugar de decirnos como se está mejorando el transporte en Bayamo,
de que nos van a pagar más de 20 dólares al mes o que podamos sembrar lo que
queramos para tener los alimentos que necesitamos?
Sabemos que muy pocos, a la
fuerza como ha sido la política del sistema, aceptan programación de ese tipo,
porque los que ahora se desviven por la 4T no veían los programas neoliberales
de los anteriores gobiernos. No hay que imponer sino convencer.
VIGILANCIA CIUDADANA
Sin duda que la revolución de
las conciencias debe tener un derrotero que permita los cambios del régimen
político y económico del país, pero como dicen los conocedores, muchas de las
políticas actuales son neoliberales en su esencia y sin embargo se habla de
terminar con ellas ejerciéndolas.
Debe ser la ciudadanía la que
tomando conciencia de que son la expresión soberana del país, las que deben
vigilar en cada rincón del país que los servidores públicos en verdad lo sean,
que no pidan entres para cumplir con sus funciones que pasa sobre todo con la
procuración de justicia, donde para investigar una denuncia, los responsables
te piden dinero para los gastos de investigación. ¿Y nuestros impuestos para
que los usan entonces?
Así que para hacer historia
todos debemos participar desde nuestra trinchera profesional, social o política
donde nos encontremos para que los cambios se den y vivamos en paz.
Comentarios a uliseshj@hotmail.com
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