De la Redacción/
Aunque muchos digan que las relaciones sexuales no influyen en la salud, las pruebas y los expertos aseguran todo lo contrario. Pues, hoy gracias a un artículo publicado, quedó claro, que la abstinencia sexual te hace más enojona y menos inteligente.
¿Será? Lo cierto, que la ausencia de sexo no tiene que ser un problema.
Es decir, cuando la persona decide no tener relaciones sexuales por voluntad y no por algún problema que se lo impida, no hay porqué sufrir consecuencias.
Cuando el cuerpo no tiene actividad sexual, no tiene que ser del todo negativo.
Sobre todo, en personas que nunca han tenido.
Sin embargo, en el caso de las personas que frenaron de manera inesperada su actividad sexual, sí puede tener como efectos secundarios una afectación a nivel mental.
Así lo explica la sexóloga clínica Francisca Molero, quien también es co directora del Instituto de Serología de Barcelona Molero.
Son muchos los estudios que argumentan el por qué del estrés, entre ellos la carga laboral, ausencia de sueño e incluso cambios en la alimentación. Pero, también el cambio repentino en las relaciones sexua
“La tendencia natural fisiológica sería siempre compensar a nuestro cuerpo: si estamos mal y nuestro nivel de dopamina o de serotonina disminuye por tener bloqueados los sistemas descompensa, habría que recurrir a un mecanismo natural como el sexo para intentar desbloquear la situación, pero no lo hacemos de forma espontánea por los condicionamientos sociales,morales y culturales que nos dicen que eso no está bien.
Es un ejemplo de cómo la percepción de nuestra salud y la influencia de la cultura a veces nos puede bloquearnos a la hora de solucionar nuestros problemas de salud”, explica Molero.
Entre menos sexo, más agresividad
Esto fue lo que delimitaron los expertos, luego de realizar un estudio durante 18 años, en el que analizaron más de 66 culturas distintas a lo largo del mundo. Particularmente, la tesis doctoral que se publicó en el libro Sed de piel, el cual aborda la salud sexual y su relación con la agresividad, sostiene que:
“Las sociedades más agresivas son las más abstinentes o reprimidas. Toda cultura tiene necesidad de contacto. En las sociedad donde lo femenino es lo prioritario y donde la figura del padre o marido no existe, como en el pueblo Na de China, la moral sexual es flexible y la actividad es intensa, suele coincidir con culturas muy pacíficas, mientras que las culturas patriarcales como algunas tribus de Nueva Guinea, donde el 30% de los hombres mueren en acto bélico, son más agresivas y a la vez tienen una moral sexual más represiva”, explica el autor. Esa agresividad motivada por la abstinencia también se puede expresar en sociedades como la nuestra.
“Puede haberla si la abstinencia se debe a una ausencia no relajada ni libremente tomada. La sexualidad es un valor, una oportunidad, una capacidad y un instrumento rehabilitador y generador de bienestar, pero no es una obligación. Pero si una persona no tiene relaciones sexuales desde una óptica del pecado o por una disfunción, enfermedad o incapacidad, o porque se ve feo, entonces se crea un problema”, explica el autor Lucas.
¿Y la inteligencia?
Seguramente, te parece hasta absurda esta relación, también lo pensé. Pero, resulta que cuando el ser humano se encuentra en un estado de descanso, la capacidad intelectual es mucho mejor:
“Es algo que antes los hombres lo sabían, pero ahora se les ha olvidado un poco. Antes utilizaban las relaciones sexuales para dormir y relajarse. Ahora el estrés lo puede todo, y la gente no ve los remedios fisiológicos que tiene nuestro propio cuerpo, sino que los desechan. Oír a nuestro cuerpo a veces nos puede ayudar, como por ejemplo en el caso de recurrir a la actividad sexual para dormir mejor”, explica Molero.
Aunque muchos digan que las relaciones sexuales no influyen en la salud, las pruebas y los expertos aseguran todo lo contrario. Pues, hoy gracias a un artículo publicado, quedó claro, que la abstinencia sexual te hace más enojona y menos inteligente.
¿Será? Lo cierto, que la ausencia de sexo no tiene que ser un problema.
Es decir, cuando la persona decide no tener relaciones sexuales por voluntad y no por algún problema que se lo impida, no hay porqué sufrir consecuencias.
Cuando el cuerpo no tiene actividad sexual, no tiene que ser del todo negativo.
Sobre todo, en personas que nunca han tenido.
Sin embargo, en el caso de las personas que frenaron de manera inesperada su actividad sexual, sí puede tener como efectos secundarios una afectación a nivel mental.
Así lo explica la sexóloga clínica Francisca Molero, quien también es co directora del Instituto de Serología de Barcelona Molero.
Son muchos los estudios que argumentan el por qué del estrés, entre ellos la carga laboral, ausencia de sueño e incluso cambios en la alimentación. Pero, también el cambio repentino en las relaciones sexua
“La tendencia natural fisiológica sería siempre compensar a nuestro cuerpo: si estamos mal y nuestro nivel de dopamina o de serotonina disminuye por tener bloqueados los sistemas descompensa, habría que recurrir a un mecanismo natural como el sexo para intentar desbloquear la situación, pero no lo hacemos de forma espontánea por los condicionamientos sociales,morales y culturales que nos dicen que eso no está bien.
Es un ejemplo de cómo la percepción de nuestra salud y la influencia de la cultura a veces nos puede bloquearnos a la hora de solucionar nuestros problemas de salud”, explica Molero.
Entre menos sexo, más agresividad
Esto fue lo que delimitaron los expertos, luego de realizar un estudio durante 18 años, en el que analizaron más de 66 culturas distintas a lo largo del mundo. Particularmente, la tesis doctoral que se publicó en el libro Sed de piel, el cual aborda la salud sexual y su relación con la agresividad, sostiene que:
“Las sociedades más agresivas son las más abstinentes o reprimidas. Toda cultura tiene necesidad de contacto. En las sociedad donde lo femenino es lo prioritario y donde la figura del padre o marido no existe, como en el pueblo Na de China, la moral sexual es flexible y la actividad es intensa, suele coincidir con culturas muy pacíficas, mientras que las culturas patriarcales como algunas tribus de Nueva Guinea, donde el 30% de los hombres mueren en acto bélico, son más agresivas y a la vez tienen una moral sexual más represiva”, explica el autor. Esa agresividad motivada por la abstinencia también se puede expresar en sociedades como la nuestra.
“Puede haberla si la abstinencia se debe a una ausencia no relajada ni libremente tomada. La sexualidad es un valor, una oportunidad, una capacidad y un instrumento rehabilitador y generador de bienestar, pero no es una obligación. Pero si una persona no tiene relaciones sexuales desde una óptica del pecado o por una disfunción, enfermedad o incapacidad, o porque se ve feo, entonces se crea un problema”, explica el autor Lucas.
¿Y la inteligencia?
Seguramente, te parece hasta absurda esta relación, también lo pensé. Pero, resulta que cuando el ser humano se encuentra en un estado de descanso, la capacidad intelectual es mucho mejor:
“Es algo que antes los hombres lo sabían, pero ahora se les ha olvidado un poco. Antes utilizaban las relaciones sexuales para dormir y relajarse. Ahora el estrés lo puede todo, y la gente no ve los remedios fisiológicos que tiene nuestro propio cuerpo, sino que los desechan. Oír a nuestro cuerpo a veces nos puede ayudar, como por ejemplo en el caso de recurrir a la actividad sexual para dormir mejor”, explica Molero.
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