Desde principios de siglo con
el repunte de la izquierda mexicana que esperaba convertirse en una alternativa
nacional democrática en el país, se hablaba, se pensaba, se proponía la
creación de una Policía Nacional que conjuntara acciones para garantizar la
seguridad pública, fortaleciendo la capacitación de la policía municipal
inclusive dándole facultades de investigación no solo de prevención del delito
en flagrancia.
La incidencia de delitos
crecía terminando el siglo XX y con la llegada del bufón de las botas al
gobierno comenzando el siglo XXI, la criminalidad se disparó y siguió creciendo
hasta nuestros días, sin que los tres gobiernos que hemos tenido hayan hecho algo
por contenerla y mucho menos por fortalecer las policías locales infiltradas
por la delincuencia, pese a que lo anunciaron.
Acusaciones van de un sentido
de la geometría política a otra, porque la clase política ha medrado con las
víctimas de la delincuencia, ofreciendo ahora sí terminar con la inseguridad y
la violencia que vivimos a diario y que ha obligado a miles de mexicanos a
abandonar sus lugares de residencia para velar por su vida en una migración
forzada que nadie da cuenta de ello.
Por eso es por lo que hay
cientos de viviendas abandonadas en los estados donde la violencia se ha
asentado en estos años, sin que nadie explique cómo es que en un país donde la
falta de ella ha estado presente durante décadas, existan sitios abandonados
donde nadie quiere vivir por falta de la vigencia del Estado de Derecho, donde
la autoridad parece estar ausente.
Pese a esta realidad vigente
en el país, la oposición al nuevo gobierno se negó a realizar las reformas
constitucionales necesarias para establecer la Guardia Nacional como mecanismo
para enfrentar, ante la ausencia de policías locales capacitadas y probadas
para ello, a la delincuencia y pacificar México.
El periodo ordinario terminó
así y ahora se realizarán foros donde los gobernadores irresponsables en el
cumplimiento de su deber ante los ciudadanos que gobiernan, porque no mejoran
sus cuerpos policíacos, al igual que muchos alcaldes que tampoco han cumplido,
darán las razones de su negativa, que no sean las de mantener a sus policías
como órganos represivos de sus oponentes o “caja chica” para seguir los abusos
contra la población, como lo hacen a diario policías y tránsito en las
entidades y municipios.
Llámese como se llame, es
claro que el mandato ciudadano en las urnas fue terminar con la inseguridad y
la violencia que los gobiernos no combatieron en estos tres sexenios, para que
los ciudadanos podamos salir a las calles, acudir a los recintos públicos y
escolares, con la seguridad de que no seremos víctimas de los delincuentes en
el transporte público y las vialidades.
En este mes debe quedar
resuelta la creación de la Guardia Nacional, una vez que en periodo
extraordinario se aprueben las reformas constitucionales y el Constituyente
Permanente las avales de inmediato, porque aquellos que se oponen a que esto
avance dejan la duda de que estén trabajando por los mexicanos, parece que con
sus acciones están en favor de la delincuencia porque de ella se benefician,
como los políticos huachicoleros, política y económicamente. ¿O no?
2019 es el año de la pacificación
del país, porque de otra manera será lo mismo vivir en El Salvador, Honduras,
Afganistán, Siria o cualquier otro país, que en México.
DOS MÉXICO
Olvidados por la Revolución,
los estados del sursureste, pese a que Tabasco fue el laboratorio de la
Revolución donde se cumplía al pie de la letra los mandatos de la Constitución
de 1917, como lo calificó Lázaro Cárdenas durante su campaña presidencial, al
inicio de la época civil del movimiento armado, al institucionalizarse la
Revolución, fueron olvidados por los gobiernos del país.
Lo que hicieron los diferentes
gobiernos fue saquear los recursos naturales de la región para beneficio de la
plutocracia política y afines y solo la creación de la zona turística de
Cancún, después lo que ahora es la Riviera Maya, permitió a la península
impulsar el desarrollo regional y la llegada de muchos a la zona.
Oaxaca no solo es cuna del
Benemérito de las Américas, sino productora de migrantes para las zonas
agrícolas del país y de los países del norte, familias completas emigran a
muchos lados donde laboran, permanecen unidos cultural y gastronómicamente.
¿Quién no ha comido un tamal
oaxaqueño? En cualquier estado del país, en la gran manzana o cualquiera de los
estados con población hispana en Estados Unidos. Una tlayuda con las
variaciones que las materias primas que se consiguen condicionan en ocasiones
para su elaboración en sitios distintos a Oaxaca.
Siempre han existido México’s
distintos en las regiones del país, pero ahora con las políticas implementadas
por el gobierno federal podrían acentuarse estas diferencias hasta que el
sursureste comience a resurgir junto con el centro del país en unos años.
Aunque oficialmente las
regiones para los salarios mínimos generales fueron eliminadas, con la decisión
de que en la frontera norte se pague un salario distinto al de las demás
regiones, la hace resurgir y hacer nulo lo establecido en el 123 constitucional
de que a trabajo igual corresponde salario igual y empresarios con canonjías al
pagar menos impuesto que los demás, porque es obvio que un trabajador que
realice lo mismo en Oaxaca que en Reynosa, tendrá un salario diferenciado, al
igual que el ISR que pagará un empleador de una u otra zona, o el IVA que pague
o cobre.
¿Cuándo tendremos un México
con igualdad? Un solo México donde el Norte sea el Sur y viceversa. Que de lo
mismo vivir y trabajar en una u otra zona y migremos por gusto no por
necesidad.
ORTEGA CONTRA PRENSA
Si en 1976 formamos comités de
Solidaridad con la Revolución Sandinista para terminar con el gobierno de
Anastasio Somoza y familia, ahora debemos formar Comités de Solidaridad con el
Pueblo Nicaragüense para terminar con el gobierno sandinista de Daniel Ortega y
su familia que se apoderó de esa nación.
Contrario a quienes lo
conocimos y supimos de él y los sandinistas que venían a México a agradecer la
solidaridad que les brindamos, Ortega y su maléfica mujer, han restringido la
libertad de expresión asesinando y apresando a periodistas que cumplen con su
labor informativa, cerrando medios para que la población de Nicaragua no tenga
donde denunciar los abusos que a diario comete la Policía Nacional y sus
paramilitares que han cobrado 500 vidas de abril a la fecha y miles de
detenidos y exiliados.
Radio Darío, el canal 100%
Noticias, los medios de la familia Chamorro que apoyó la revolución sandinista
y prensa independiente que cumpliendo con su deber de dar voz a la sociedad a
la que nos debemos los periodistas, fueron cerrados y sus equipos saqueados por
el gobierno sandinista, sus directores detenidos acusados de terrorismo por dar
a conocer los abusos gubernamentales que han prohibido incluso el derecho a la
manifestación y reunión de ciudadanos si no es para aplaudir.
Cualquier similitud con el
Diazordacismo es pura coincidencia, tener derechos y que no se cumplan. El
gobierno mexicano no ha condenado no solo el genocidio en Nicaragua, sino que
su vocero ni siquiera, de manera general, ha condenado los ataques a la
libertad de expresión en ese país. Falta que Marcelo vaya a la toma de posesión
de Nicolás Maduro en Venezuela, en reciprocidad de que vino a la de López
Obrador. La forma es fondo, ¿lo recordará?
Comentarios a uliseshj@hotmail.com
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