Desde siempre los grupos humanos, pueblos y comunidades que surgieron con ellos
migraban buscando mejores zonas para la sobrevivencia de sus integrantes hasta
que con el desarrollo se asentaron en diversas regiones del mundo, que
convirtieron en sede de sus actividades primarias como sociedad.
La historia occidental da cuenta de las invasiones de
otros pueblos para someter y mezclar razas, acciones y actividades de los
dominantes y los dominados; México es ejemplo de ello también, desde los
Olmecas, Mayas y el imperio Azteca, hasta la llegada de los conquistadores que
con sus dioses nos sometieron y se mezclaron en el mestizaje conocido por
todos.
Por donde quiera que se le vea, nunca hemos estado en el
mismo lugar desde la aparición de la raza humana en el mundo que siendo nómada
en un inicio, migraba en busca de mejores zonas donde obtener sus alimentos,
hasta el descubrimiento de la agricultura que permitió sedentarizarse y estar
más tiempo en una zona.
Los pueblos originarios que todavía subsisten en el mundo
y en México, son en todo caso, las comunidades más antiguas en cada uno de los
continentes, después los mestizos y los migrantes de todas partes del mundo que
encontramos en las ciudades.
Esto es importante no olvidarlo ante expresiones racistas y xenófobas como las del neonazi
Trump que olvida sus orígenes de migrante, cuyos abuelos llegaron de Europa y
con el lenocinio comenzaron a hacer fortuna de la que hoy goza el presidente
gringo con esposa migrante.
La llegada de miles de
centroamericanos a México despierta el rechazo de algunos que olvidan sus
orígenes y como la base gringa de Trump o influenciados por éste, toman
actitudes racistas en contra de ellos, sin recordar que siempre hemos recibido
migrantes republicanos de España, de Sudamérica cuando los regímenes militares
y de otras latitudes, los chinos siempre han estado.
Recordemos la historia del creador
del conocido “cacahuate japonés”, que en Japón no existe, como tampoco en Hawái
la pizza que lleva su nombre; hecho por un japonés que ideó que cubrirlo
tendría otra presentación diferente a los cacahuates comunes que se vendían y
con ello comercializarlo y que llamó por su origen: “cacahuate japonés”. En
Cuba no venden tortas, pero en México tenemos “tortas cubanas”. Hasta las
nacionalidades migran.
La historia de México es la
historia de las migraciones del campo hacia la ciudad y de las ciudades
pequeñas a las más pobladas en su caso, en busca de mejores oportunidades de
vida y de desarrollo profesional para todos. Lo mismo ocurre en el mundo.
Cuando las materias primas y las
riquezas naturales de los pueblos son saqueadas por las naciones más
desarrolladas, la pobreza de nuestras naciones crece geométricamente. En México
tenemos el ejemplo del petróleo, el oro negro que da riqueza no donde se
produce sino donde se procesa, por eso somos un país petrolero y un pueblo sin
dinero, más de 50 millones en extrema pobreza y estados productores en la
miseria.
MIGRACIÓN FORZADA
Para los que viven fuera de la
realidad en México, tal vez por estar mirando siempre su dispositivo y no la
realidad que nos rodea, sería bueno recordarles que, en este siglo, la
migración forzada de miles de mexicanos ha estado presente en estos 18 años en
cuando menos la mitad de las entidades federativas y un centenar de localidades
del país.
Titulares como estos que tal vez
por ser el mexicano un pueblo que lee poco, no los notaron en estos años:
“Pueblos fantasmas: el saldo invisible de la guerra del narco en México”;
“Violencia en México genera pueblos fantasmas: Univisión”; “La Jornada: la
delincuencia desplaza a pueblos enteros en Guerrero”; “Barrios marginales,
víctimas de la delincuencia y el Estado”; “Ciudad Mier: territorio del crimen
ahora es un pueblo fantasma”.
Y podríamos llenar miles líneas
y no acabaríamos, sin olvidar por ejemplo las colonias que en Ciudad Juárez
están vacías, abandonadas por sus pobladores ante la violencia que aún con
gobierno distinto siguen viviendo en Chihuahua.
Las causas de la pobreza de
nuestros pueblos por las políticas económicas seguidas por nuestros gobiernos
en el continente y en el mundo, de no cambiarse, seguirán provocando
migraciones masivas como las que hoy vivimos en México y en Centroamérica, y
como las que viven en África y en Europa que tantas vidas ha cobrado en el
mediterráneo.
Como dicen unos paisanos chocos:
“Tabasco siempre se ha inundado, solo que ahora se sabe con más rapidez y lo
magnifican”; lo mismo pasa ahora con las migraciones y demás hechos que suceden
en el mundo, que nos enteramos con rapidez de ello y los magnificamos como si
fueran algo fortuito y único, cuando siempre han estado presentes y debemos
encararlos.
Por ello es importante terminar
con el saqueo de nuestras naciones por parte de los países del primer mundo y
que las riquezas naturales sirvan para nuestro propio desarrollo de manera que
no vendamos como materia prima, lo que podemos procesar y venderlo al mundo ya
como producto, como lo hacen ellos. ¿Si tenemos petróleo, porque tenemos que
comprar el combustible?
Ese será el reto del próximo
gobierno en México, buscar la independencia económica del país, desarrollar su
propia industria, diversificar sus socios comerciales, impulsar el desarrollo
de todas las regiones de nuestra nación y apoyar el crecimiento de otros países
con los que podemos comerciar y beneficiarnos mutuamente.
Tenemos riquezas naturales y humana, aprovechémoslas y desarrollemos el país para abatir la pobreza extrema,
mejoraremos la calidad de vida de las familias donde quiera que hayamos migrado
unos u otros, el mundo no tiene frontera, más que las mentes de unos cuantos ya
dijo nuestro cosmonauta José Hernández en la órbita espacial: “no vi ninguna
línea divisoria”.
Seamos solidarios con el mundo,
como el mundo ha sido solidario con nosotros cuando nos encontramos en otras
latitudes, o cuando las desgracias naturales nos han pegado. México es
Centroamérica.
CIUDADANOS
DEL MUNDO
Es tiempo de que el trato que queremos para nuestros
compatriotas en Estados Unidos, se lo demos a los migrantes que llegan o cruzan
nuestro país, que aprendamos de ellos y sus vivencias, así como sus
conocimientos sirvan para el desarrollo de nuestras regiones.
Crecimos entre chinos,
árabes, argentinos,
uruguayos, brasileños, guatemaltecos, nicaragüenses, panameños, venezolanos, colombianos,
cubanos, españoles, franceses, ingleses, gringos, rusos, olmecas, náhuatl,
chontales, mayas, zapotecos y demás; entre todos trabajamos por un solo país.
No olvidemos que con la globalización somos ahora ciudadanos
del mundo y las barreras no existen más que en los intereses de los
comerciantes que gobiernan el planeta, que imponen trabas para el desarrollo de
los demás para lograr solo el propio.
En Estados Unidos hay más de 15 millones de mexicanos y sus
descendientes, el equivalente a la población de un país del caribe o
Centroamérica, así como otros millones de latinos y ciudadanos de todas partes
del mundo, es un país de migrantes.
Nadie puede decir fui el primero en llegar a este país, a este
estado, a esta ciudad, a este pueblo, a esta comunidad, más que los sicarios
que como los antiguos, arrasan con el lugar y se apoderan.
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a uliseshj@hotmail.com
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