Por: Chemo San Juan.
Corrían los años 80’s y en el
pueblo ejidatario de San Sebastián Chimalpa, municipio de Los Reyes La Paz, era
uno de los pueblos importantes del Estado de México pero también temido por lo
que ahí acontecía.
Este relato es propiedad de
mis tíos y ellos me contaron que los habitantes del pueblo vivían aterrados ya
que en menos de un año, sin explicación alguna muchos niños, la mayoría recién
nacidos, amanecían muertos y sin una gota de sangre en su cuerpo.
El pueblo de San Sebastián
contaba con 2 mil habitantes y 400 años de antigüedad, era muy colonial en ese
entonces, por ello es que y al dar las 21:00pm, pareciera que hubiese toque de
queda, ya que nadie se atrevía a salir de sus casas.
En el poblado ocurrían
fenómenos extraños como bolas de fuego que cruzaban el cielo y estas provenían
del cerro de Chimalhuacán, también se escuchaba un silbido extraño pero muy
aterrador.
Las mujeres que se encontraban
en estado de gestación abandonaban el pueblo, ya que la vida para sus futuros
hijos no era segura en ese lugar. Aun así muchas familias se resistían a dejar
lo que con tanto esfuerzo habían adquirido.
Cierta noche y tras un parto
muy complicado, la partera del pueblo trajo a la mundo un varón, todo era
alegría en la humilde vivienda, felicidad que les duraría muy poco, ya que el
destino les preparaba una terrible sorpresa.
En el mismo pueblo no lejos de
ahí, vivía un matrimonio joven al cual Dios no había bendecido con hijos, el
esposo trabajaba hasta la Ciudad de México en el turno de la noche, por lo cual
le ocasionaba problemas en casa, ya que al llegar temprano a su hogar siempre
lo encontraba sucio y sin alimento alguno y tras la ya cotidiana pelea con su
mujer se dormía.
Sin embargo en la casa del
recién nacido acontecía que desde el primer día de su nacimiento, los vecinos
notaron que un guajolote enorme se posaba en el techo para después intentar
entrar por el tejado, siempre sin éxito.
Asustados los vecinos
comenzaron a comentar que este animal era una bruja y temían por el futuro del
bebé, el cual ya estaba marcado desde que sus padres decidieron quedarse en el
pueblo.
Fueron varios los sucesos que
sorprendieron a la humilde familia, como la muerte de perros y gatos los cuales
amanecieron desangrados, en alguna ocasión un vecino vio como el guajolote casi
entra a la casa, de no ser porque este hombre con mucho temor le aventó un
sombrero negro repleto de agujas, las cuales fueron clavadas con toda intención
ya que se creía que esto tiraba a las brujas.
Al día siguiente una enorme
ave parecida a un buitre apareció en el suelo, un horrible animal al que
quemaron esa mañana pero no todo quedo así, pues al siguiente día, un gato negro
apareció arañando la puerta, lanzando un horrible maullido y rondaba la casa
queriendo entrar, pero la familia no se daba cuenta de nada ya que estos
animales tenían la facilidad de dormir a los padres para así poder chupar la
sangre del bebé.
En la casa del matrimonio
joven, las cosas no estaban mejor, la esposa parecía estar enferma no probaba
bocado y aun cuando su marido al regresar temprano del trabajo preparaba la
comida, la mujer no consentía bocado alguno y lo poco que comía lo vomitaba.
Llegada la tarde el hombre como todos los días salía a su trabajo pero ahora
triste y preocupado por dejar a su mujer en tan mal estado pero lo que el
esposo no sabía era que su esposa se encontraba en tan lamentable situación por
no probar sangre humana ya que era ella una verdadera bruja y al no poder beber
la sangre del recién nacido estaba a punto de morir.
La joven bruja había fallado
en todos sus intentos por chupar al bebé y sus oportunidades se escaseaban, así
que cierta noche, en casa del recién nacido, una enorme lechuza se posó en el
tejado y con ella una bola de fuego que golpeaba bruscamente los cristales de
las ventanas de la humilde vivienda, a lo lejos los vecinos contemplaban con
horror como la lechuza tomaba al bebé con sus garras para luego comenzar a
chuparle la sangre, sin que los padres quienes se encontraban completamente
dormidos pudieran hacer algo.
Al término de tan espeluznante
cuadro, la lechuza se convirtió en una bola de fuego y se dirigió al cerro de
lo que ahora es Totolco, en Chimalhuacán, para no verse más.
Minutos después los gallos
comenzaron a cantar avisando la llegada de un nuevo día, y los vecinos quienes
habían presenciado todo sin poder hacer nada, corrieron a ver el cuerpo inerte
del infante, el cual no tenía una gota de sangre, en ese momento los padres
despertaron del profundo sueño y al descubrir el cuerpo de su pequeño sin vida
en medio del patio, víctima del ataque de una bruja quedaron en shock.
Del otro lado del pueblo en
casa de la pareja joven, la mujer había mejorado rápida y sorprendentemente
pero continuaba con su mala costumbre de no realizar sus deberes domésticos. A
Oídos de su marido ya había llegado los rumores de la muerte del bebé y de la
forma tan horrible que murió y como él anhelaba un hijo temía por la suerte que
les deparara.
Pasaron varios años y en el
pueblo no se volvió a saber de alguna muerte de algún infante pero en casa de
la joven bruja las cosas iban de mal en peor ya que ella no podía tener hijos.
Lo peor fue que la mujer volvió a enfermar y su esposo que ya había escuchado
rumores de que esta lo engañaba, un día fingió que iría a trabajar como de
costumbre pero contrario a eso el hombre se escondió para ver lo que su mujer
hacía pensando que esta lo engañaba con algún vecino, sin embargo al marcar el
reloj las 23:00 horas, sus ojos se llenaron de horror pues con la poca luz que
alumbraba la casa vio salir una gigantesca ave volando, como pudo el hombre
salió corriendo para asegurarse que su esposa estuviera bien pero para su
sorpresa su esposa no se encontraba por ningún lado, con el paso de las horas y
tras buscarla por toda la casa se le ocurrió buscar debajo de la cama, lo que
encontró fue un pequeño cubo con algo dentro, al revisarlo noto que era sangre
fresca y al parecer de humano, el hombre desconcertado y asustado cayó de
espaldas sobre un par de ojos viscosos y unas piernas, como pudo el marido se
incorporó de un brinco y sin pensarlo dos veces prendió la estufa de leña y
quemó estos miembros repugnantes.
Pasado el susto el hombre
comenzó a analizar las cosas y con mucho dolor en su corazón llego a la
conclusión de que su esposa era la bruja de la que se hablaba en el pueblo,
entonces se escondió bajo la cama y espero a que comenzara a amanecer, no tuvo
que esperar mucho porque rato después la puerta se abrió de un golpe y un
animal parecido a un gran guajolote cruzo el cuarto y comenzó a buscar algo,
con el paso de los minutos el ave se desesperaba y gritaba enloquecida
maldiciendo a quien había hurtado sus miembros, el hombre que permanecía
escondido observaba en el rostro del animal las facciones de su mujer. Casi
amanecía cuando el animal desesperado salió de la casa, cosa que el marido
aprovechó para salir corriendo y juntar a todos los vecinos del pueblo y les
contó lo que había pasado, un tanto escépticos los lugareños lo acompañaron a
su casa, y al entrar a la recamara sobre la cama encontraron a la mujer que
ahora parecía un gran bulto de carne carente de ojos y piernas.
Sin duda alguna esta mujer era
la responsable de la muerte de decenas de infantes y cientos de animales,
temerosos los pueblerinos pero a la vez muy enojados quemaron la casa con todo
y la bruja dentro, la mujer nada pudo hacer por evitar su suerte pero dentro de
la casa se escuchaban sus gritos diciendo que no actuaba sola y maldiciendo a los
que habían participado en su juicio. Cuando la casa termino de quemarse y solo
quedo reducida en cenizas, los lugareños llevaron un sacerdote para que
bendijera el lugar y tiempo después el terreno se usó solo para sembrar pero
esta tierra nunca fue fértil, no produjo nada, ni arboles, pasto o planta
alguna.
Las bolas de fuego por muchos
años siguieron cruzando los cielos de San Sebastián Chimalpa y con el tiempo se
supo que si a un bebé se le daba a probar un poco de agua con sal las brujas ya
no se los chupan, ya que estas buscan infantes de sangre dulce y al darle a los
niños sal o alimentos sólidos estos dejan de ser del agrado de las brujas.
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