Con infinita tristeza me acabo de enterar del
fallecimiento de un queridísimo amigo, el gastroenterólogo don Alfonso Izcoa
Vives. Nos conocimos en Excélsior,
cuando jóvenes. El jefe de la clínica y yo reportero. Nunca perdimos
contacto. Siempre fuimos hermanos, más que amigos. A Maru, su esposa y a sus
hijos y nietos les recuerdo que Alfonso, el rotario, fue honesto siempre. Y
se ganó el respeto de todos.
Hasta pronto, querido Alfonso.
Mientras tanto sigo en mi incesante trabajo de
escribir. Que iniciamos desde 1947. En el entonces Excélsior, El periódico de
la Vida Nacional.
No cabe la
menor duda que toda nuestra historia desde la fundación de nuestro país, hasta
la actualidad está llena de llanto. Del
alma brotan continuamente y seguirán las lágrimas ensangrentadas de nuestra
historia, pues las traiciones, los asesinatos causados por el hambre la
incultura y la voracidad económica, están a la orden del día.
Hablaremos primero de
Tlalcalaxtongo. En el segundo de Chinameca y el último, de esta serie,
Huitzilac.
Nos hemos nutrido también del archivo
del médico Fernando Calderón Ramírez de Aguilar. A quien agradecemos.
Sobre este asesinato cruel,
en Tlaxcalaltongo, hay aun después de los casi cien años que han pasado, una
multitud de polémicas y enfrentamientos acerca de la realidad de lo que sucedió
en esa región tan agreste y desprotegida de la sierra poblana, por la que
peregrinó el primer jefe del ejército constitucionalista y presidente de la
república mexicana en su huida a Veracruz.
Don Venustiano Carranza
nació en el estado de Nuevo León. Era
época en que Cuatro Ciénegas pertenecía a ese estado, antes de pasar a
formar parte del estado de Coahuila gracias a Don Benito Juárez García. Por
ello siempre se le ha llamado el varón de Cuatro Ciénegas.
Vino al mundo
el 29 de diciembre de 1859. Hijo del coronel Jesús Carranza Neira y de doña
María de Jesús de la Garza y Garza, se inició en la política en 1877 y llego a
ser presidente municipal del sitio donde nació,
diputado y el 26 de marzo de 1913 mediante el plan de Guadalupe se
convierte en el primer jefe del ejército constitucionalista. Y se hace cargo del poder ejecutivo de la nación al
llegar a la Ciudad de México.
Promulga la nueva constitución el cinco de febrero de
1917. Gobernó por tres años y al término de su gestión quiso imponer a su
embajador en Norteamérica el Licenciado Ignacio
Bonilla.
Pero surgen
otros candidatos, entre ellos Álvaro
Obregón de manera tal que los sonorenses forman un grupo constituido por
Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta que
se opone firmemente a Carranza y
se rebela, en base al plan de Agua Prieta que lo desconocía.
Don Venustiano
trata de huir en el ferrocarril a Veracruz pero
en la estación de Aljibes no puede continuar por rotura de vías y tiene que seguir a caballo a través de la
inhóspita sierra de puebla hasta el humilde poblado de tlaxcalaltongo.
Iba guiado por
militares adversos que fingían ser sus partidarios y lo cuidaban zalameramente.
Ahí comen frugalmente la poca comida que sus diezmados habitantes le
ofrecieron.
Los ayudantes
preparan su aposento en una cabaña sumamente rustica pero sus acompañantes
desconfiaron de la escolta que Marieles le ofreció con ayuda del General José
Rodolfo Herrero.
Este, según se supo después, había recibido órdenes
militares para matar al señor Carranza y a su comitiva. En ella figuraban el
General Joaquín Urquizo, General
Francisco Murguía, el temible y leal pancho reatas, el Licenciado Aguirre Berlanga y Don Luis Cabrera de entre
los más importantes.
Desde luego su
escolta personal de soldados fieles, que desconfiaba de Rodolfo Herrero, le proponen salir a pesar del nutrido
aguacero a otro sitio más seguro ya que ahí se encontraban desprotegidos.
Carranza no
acepta.
A las tres de
la madrugada se oyen gritos de la soldadesca
en donde se injuria al señor Carranza, con muera el bigotón, te
jalaremos las barbas, viva Obregón, muera Bonilla, etcétera.
Se inicia una tremenda balacera. Algunos se esconden
entre los matorrales y lograran sobrevivir
Luis Cabrera y el Coronel Paulino Fontes.
El presidente Carranza sufre una herida en el muslo y
pide ayuda, pero le es imposible moverse.
Al rato algunas balas más certeras le perforan un pulmón y otra lo mata.
El cadáver
después de ser vejado es
recuperado por sus gentes.
Rodolfo Herrero, el homicida, llega a la ciudad de México acompañado del
coronel Lázaro Cárdenas y vuelve a afirma que la muerte fue por suicidio y que
aportara pruebas, las cuales que nunca dio.
El 24 de mayo es sepultado en el
panteón de dolores en una fosa de tercera clase y años después sus restos con
llevados al monumento de la revolución.
Posteriormente se dice y afirma
nuevamente que Carranza se suicidó, gran mentira fabricada por los asesinos
participantes, el murió asesinado durante la refriega a mansalva y a traición
esa es la triste verdad la historia.
craveloygalindo@gmail.com
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