Carlos Ravelo Galindo, afirma:
El texto de una dama escritora como éste, no
deja dudas sobre el dolor, temor y desconcierto que embarga al gremio
periodístico. Con su venia, lo transmitimos integro.
Ella doña teresa Gurza lo titula condenar no
es suficiente. Y tiene razón. Leamos:
“Este pasado
lunes fue asesinado en Culiacán de trece balazos el reportero y escritor Javier
Valdéz Cárdenas, fundador del semanal Ríodoce, donde escribía la columna
Malayerba y corresponsal durante 18 años, del diario La Jornada.
Especialista en temas ligados al
narcotráfico y con valentía para denunciar con nombres y apellidos a los
implicados, Javier fue autor entre otros libros, de Miss Narco, Los huérfanos
de los narcos, y Narco-periodismo.
Se sabe que había
sufrido varias amenazas; solía decir, que temía más a las autoridades del
gobierno que a los narcotraficantes y en varias entrevistas, acusó “a la clase
política” de ser cómplice y fuente del poder del narco, y de estar sometida a
los criminales. Javier Valdéz, es el sexto periodista asesinado
en lo que va de este año; lo que indica que los asesinos de periodistas se
sienten cobijados por la impunidad, porque no son ni investigados ni
perseguidos por los gobiernos; que no cumplen con su principal obligación que es
la de dar seguridad a los gobernados, periodistas o no, y que se limitan como
lo hizo ahora Peña Nieto, a condenar los hechos, crear nuevos organismos, y
prometer averiguaciones.
Así, hasta que el
siguiente colega victimado y la indignación correspondiente del gremio, -que me
parece no ha sido suficientemente fuerte y unida-, los obliga a declarar
falsamente su respeto a los periodistas, en un círculo de nunca acabar.
La
realidad es que todos, del presidente Peña Nieto para abajo, se lavan las manos
ante los atentados criminales contra periodistas; de lo que resulta que México
ocupa uno de los últimos lugares, el 147 entre 180, en cuanto al respeto a la
libertad de prensa. Ya lo dijo el Comité para la Protección de
los Periodistas, “México es uno de los países más peligrosos del mundo para
ejercer el periodismo; porque la impunidad endémica permite a los grupos
criminales, los funcionarios corruptos y los carteles de la droga silenciar a
sus críticos". Y la organización Artículo 19
precisó, que los estados de Veracruz, Tamaulipas, Chihuahua y Oaxaca, son los
más riesgosos y que en los últimos 17 años han sido denunciados los asesinatos
de 103 periodistas: 22 durante el gobierno de Fox; 48 en el sangrientísimo
sexenio de Felipe Calderón; y 30 en lo que lleva la actual administración.
Además de Javier
Valdéz Cárdenas, fueron balaceados en los últimos dos meses:
Cecilio Pineda
Brito, director del periódico guerrerense La Voz de la Tierra Caliente, quien
murió el 3 de marzo en una clínica de Pungarabato, Guerrero, a la que fue
llevado tras recibir los disparos mortales en un lavado de autos.
Ricardo Monlui,
presidente de la Asociación de Periodistas y Reporteros Gráficos de Córdoba y
columnista de El Sol de Córdoba, Diario de Xalapa y la revista Análisis
Político, muerto a balazos el 19 de marzo al salir de un restaurante donde
desayunó con su esposa un hijo y un nieto, en el municipio de Yanga, en la zona
central del estado de Veracruz.
Miroslava Breach,
colaboradora de El Norte y también corresponsal de La Jornada; muerta a tiros frente a su hijo el 23 de
marzo, mientras lo esperaba en su vehículo afuera de su casa en Chihuahua para
llevarlo a la escuela.
Maximino Rodríguez,
reportero de la sección policial del Colectivo Pericú, en Baja California Sur,
baleado el 19 de abril cuando llegaba con su esposa a una tienda. Filiberto Alvarez Landeros
periodista y locutor de radio de la estación La Señal, de Jojutla Morelos,
asesinado a tiros el 3 de mayo cuando salía de su programa.
Este mismo lunes
del asesinato de Javier Valdéz, fue baleada Sonia Córdova Oseguera,
subdirectora de El Costeño de Jalisco; ella resultó herida, pero murió su hijo
Héctor Rodríguez de 26 años.
Y a principios de
esta semana siete reporteros de diferentes medios fueron agredidos por
alrededor de cien personas, que les quitaron sus herramientas de trabajo y
amenazaron con quemarlos vivos en Atlamaya, Guerrero. Hemos
sido y somos un gremio desunido, pero ante lo que está pasando tenemos que
comprender que actuar unidos, es la única forma de presionar para que no nos
sigan matando y para que se castigue a los criminales.
Actualmente resulta
tan barato atacar y matar periodistas que el 99 por ciento de los crímenes contra colegas han
quedado impunes.
Nos
urge como gremio saber quién los mata, y quiénes ordenan matarlos; y encontrar
alternativas para cambiar la situación de indefensión, en la que estamos”.
Nos atreveríamos agregar: ¿quién sigue? craveloygalindo@gmail.com
.
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