Por Teodoro Rentería Arróyave
Los estadounidenses, que desde
siempre han presumido su sistema democrático, y la humanidad en su conjunto han
sido emplazados por el magnate de los espectáculos entronizado de presidente de
la gran potencia mundial, Donald Trump, a continuar en el régimen de libertades
que nos hemos dado o ser sometidos por la fuerza del poder a una ominosa
dictadura.
Como se recordará, apenas se
había instalado en la Casa Blanca, el flamante presidente de Estados Unidos se
lanzó en forma cruda por neurótica, contra los informadores al asegurar “que
los periodistas se encontraban entre los seres más deshonestos de la tierra”.
Antes, su secretario de
prensa, Sean Spincer y su consejera Kellianne Conway acusaron a los periodistas
de mentir deliberadamente sobre el cubrimiento de la ceremonia de toma de
posesión y a nombre de su jefe los amenazaron de que serían responsabilizados
por no ajustarse a la versión oficial. La confrontación de las fotografías y de
los videos hablaron por sí solos: la más rala asistencia a una toma de posesión
había sido la del pasado 20 de enero.
Como consecuencia de su
decisión de gobernar a espaldas del Congreso mediante órdenes ejecutivas -en
las dictaduras se gobierna por decretos que en una instancia es lo mismo-, una
de ellas que firmó con toda la parafernalia a la que es tan adicto, suspendió
60 mil visas de ciudadanos de 7 países, todos islámicos: Irak, Siria, Irán,
Libia, Somalia, Sudan y Yemen.
Tres días después, el juez
federal de Seattle, Washington, James Robart
bloqueó el veto del presidente de Trump, por considerar la medida de
“indignante”, el mandatario respondió con ira al escribir en su cuenta de twitter:
“La opinión de este supuesto juez, que esencialmente arrebata a nuestro país la
capacidad de aplicar la ley, es ridícula y será anulada”.
Otros dos días y otra derrota
legal para Donald, la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito, con sede en San
Francisco, rechazó la apelación que presentó su gobierno con el propósito de
mantener el veto migratorio para ciudadanos de siete países musulmanes.
A todo esto, otra especial
denuncia contra la decisión migratoria de Donald Trump, 97 empresas de
tecnología, entre ellas las gigantes como Apple, Google y Facebook se sumaron a
las demandas presentadas contra su gobierno por prohibir la entrada a Estados
Unidos de refugiados y a ciudadanos de países de mayoría musulmana.
En las demandas presentadas
ante el mismo Tribunal en San Francisco, afirman que el decreto presidencial
les está perjudicando, porque “entorpece la capacidad de las empresas
estadunidenses de atraer gran talento; aumenta los costos a las empresas,
puesto que les dificulta a las compañías estadounidenses competir en el mercado
internacional”.
La batalla legal se ha
iniciado, Donald Trump es seguro que llegará hasta la Corte Suprema, ya
sabremos de qué está hecha o formada. Los litigios no pararán en lo interno,
esto alcanzará a los tribunales internacionales. Desde luego que ante la
disyuntiva, nosotros apostamos al triunfo de la razón y del derecho.