El padre Gregorio López
Gorostieta recibió un disparo en la cabeza. Es el tercer religioso muerto este
año en la zona conocida como "Tierra Caliente", donde desaparecieron
los 43 estudiantes presuntamente a manos del cártel Guerreros Unidos.
Un sacerdote que había sido
secuestrado en el sur de México apareció muerto con un disparo en la cabeza la
noche del jueves según informó la diócesis a la que pertenecía.
El padre Gregorio López
Gorostieta es el tercer sacerdote asesinado este año en la "Tierra
Caliente", una región del estado de Guerrero dominada por el cártel de los
Guerreros Unidos, responsable de la desaparición de 43 estudiantes en el mes de
septiembre en la misma zona.
El sacerdote había sido
secuestrado el lunes en el seminario en el que daba clases, y hasta el momento
no se había pedido ningún rescate por él.
El obispo de Guerrero, Maximino
Martínez, dijo que el cuerpo del padre López apareció en una autopista el día
de Navidad. El miércoles, docenas de sacerdotes y cientos de fieles marcharon
en Ciudad Altamirano, al sur del país para protestar por su secuestro y el
aumento de la violencia contra miembros de la iglesia.
"DE LOS 9 SACERDOTES
ASESINADOS NINGUNO SE HA ESCLARECIDO. FALLA ALGO BASTANTE SERIO PORQUE NO SE
CLARIFICAN LOS ACONTECIMIENTOS"
El padre Omar Sotelo, director
del Centro Católico Multimedial dijo que en los dos últimos años, período que
el presidente Enrique Peña Nieto lleva en el cargo, se han registrado 9
asesinatos de sacerdotes en el país. Además, ha habido 520 amenazas denunciadas
ante las autoridades, muchas de muerte, y 1.520 casos de extorsiones contra
religiosos también denunciadas. Dos sacerdotes más están desaparecidos desde
2013.
"De los 9 asesinados ninguno
ha llegado a esclarecimiento. Falla algo bastante serio porque no se clarifican
los acontecimientos", dijo Sotelo.
"Creemos que no es solo
robo, va mucho más allá. La manera en que han sido perpetrados los asesinatos
genera dudas serias al respecto", agregó.
En los últimos tres meses, otros
dos sacerdotes han sido asesinados en la misma región.
El cadáver del padre Ascensión
Acuña Osorio apareció en septiembre flotando en un río cercano a su parroquia
de San Miguel Totolapan, cerca de Ciudad Altamirano. Tenía heridas en la
cabeza.
El cuerpo de otro sacerdote, John
Ssenyondo, apareció en una fosa común en la localidad de Ocotitlan junto a
otros 13 cadáveres a principios de noviembre. Había sido secuestrado meses
antes. Un grupo de hombres armados en una camioneta interceptó su vehículo
cuando salía de dar misa en una comunidad rural.
La iglesia cree que algunos de
los ataques podrían tener la intención de callar a los sacerdotes que protestan
contra la violencia en el estado.
Aunque en las carreteras del
estado todos son vulnerables a los asaltos del crimen organizado, hay ataques
que parecen dirigidos específicamente contra los sacerdotes que se niegan a
realizar ceremonias para los narcotraficantes como matrimonios, bautismos o
bendiciones de vehículos y viviendas.
"Ellos no aceptan un no por
respuesta" dijo el obispo Martínez.
La Conferencia del Episcopado
Mexicano hizo público un comunicado el lunes en el que afirman hacerse eco del
sentir de muchos mexicanos.
"¡Basta ya! No queremos más
sangre. No queremos más muertes. No queremos más desparecidos", señaló el
organismo.
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