Habitantes de San Antonio la
Laguna, Edomex, afirman que en 2010 policías federales se excedieron al detener
a mazahuas acusados de nexos con el crimen organizado; aunque cuatro ya están
libres, no desean regresar a la comunidad.
Ahora que los cuatro mazahuas
salieron libres luego de pasar más de cuatro años en la cárcel por sus
presuntos vínculos con el crimen organizado, ninguno regresó a vivir a su
comunidad: San Antonio de la Laguna, ubicada en el municipio de Donato Guerra,
Estado de México, debido a que las autoridades de Valle de Bravo mantienen
órdenes de arresto en su contra.
Los habitantes de la región,
quienes dicen conocer a Ciriaco Flores Andrés, Federico Peña Victoria, Miguel
Martínez de Jesús e Higinio Flores Sebastián, dicen que éstos son inocentes de
la muerte de Juventino Flores en 2009.
Sin embargo, aunque solo ocho
fueron acusados por la Procuraduría General de la República a raíz de una
supuesta denuncia anónima por posesión de armas y drogas ilegales, no son los
únicos que resintieron el operativo de la Policía Federal.
Esta comunidad no
olvida lo sucedido en aquella madrugada del 19 de abril de 2010. “Rompieron
vidrios, rompieron hasta la puerta... llegaron pidiéndonos dinero”, dijo
Silvano Peña, hijo del entonces detenido Guillermo Peña Arzate. “Venían
tapados, cubiertos del rostro... y nos sacaron de nuestros cuartos”, dijo.
Pero los federales no solo se
excedieron con los implicados, ya que, según cuentan los pobladores, éstos
agredieron por igual a otros que nada tenían que ver con la acusación. “Nos
sacaron de mi cuarto hasta la carretera... nos insultaban, a mí me jalaron y yo
traía a mi hija en brazos porque ella tenía cuatro años”, dijo Magali Marín,
nuera de Peña Arzate. “Empiezan el conteo, creo que yo ya iba de sobra, y me
dicen bájate a chingar a tu madre... y al abrir la puerta me dan una patada y
un golpe atrás”, dijo Jesús Peña, sobrino de Peña Victoria.
La versión oficial señala que los
ocho fueron detenidos en la autopista Valle de Bravo-Toluca, aunque aquí lo
niegan: “Ellos cuando llegaron aquí en primer lugar fue de madrugada... y luego
no se identificaron; ni siquiera traían una orden de aprehensión, sino que
llegaron como ladrones”, dijo Marcelino Peña, otro de los hijos de Peña Arzate.
Éste no alcanzó el indulto, ya
que después de su detención y ser encarcelado en el penal de Villa Aldama,
Veracruz, no resistió los estragos de la insuficiencia renal y la diabetes.
Según vecinos y familiares, del
resto, solo Dionisio Flores Sebastián emigró de la región de manera temporal.
Simón de Jesús Álvarez está en la cárcel de Valle de Bravo por el mismo
homicidio que la policía de este municipio le imputa a los recién exonerados.
En tanto, Simón Peña Flores es el único que se encuentra en la localidad y
defiende su inocencia. “Cuando nos pasaron a la interrogación nos pusieron las
armas en las manos y nos dijeron que eran de nosotros”, dijo.
Mientras las autoridades
informaron de la liberación de estas siete personas, lo que no se precisó es
que Peña Flores, Flores Sebastián y De Jesús Álvarez salieron casi de inmediato
cuando sin mayor explicación se les ofreció su libertad a cambio del pago de
una fianza.
El representante de la comunidad
también cuestiona al gobierno. “No sé qué tipo de investigación ha hecho o qué
es lo que esté haciendo, pero no son cosas reales lo que informan”, dijo
Perfecto Victoria, delegado de San Antonio de la Laguna. Y aunque nadie se les
ha acercado para siquiera ofrecerles una disculpa, ellos no solo exigen una
reparación de daños, sino que se investigue y se castigue a los responsables
porque “no nada más lastimaron a ocho; los ocho tienen familiares, esposa e
hijos... entonces pasaron a perjudicar a cientos de personas”, dijo Marcelino
Peña.
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