José Juan Reyes /
En los planteles educativos, los
estudiantes no sólo están expuestos a ser víctimas de bullying, también del
acoso y abuso sexual. Los agresores pueden ser compañeros de grupo o personal
de las escuelas. No hay nivel educativo ajeno al problema, pues se tienen
registros en jardín de niños, primaria, secundaria, bachillerato y Centros de
Atención Múltiple.
La Comisión Nacional de Derechos
Humanos (CNDH) tiene en sus registros al menos una decena de quejas presentadas
por acoso o abuso sexual. La mayoría de los casos se registraron en escuelas
ubicadas en el Distrito Federal, en menor medida en Tabasco, Veracruz y
Tamaulipas.
Algunos de los testimonios plasmados en las recomendaciones
de la CNDH exhiben que en una escuela primaria en Gustavo A. Madero, por lo
menos cuatro niños de seis años de edad (que cursaban el primer grado)
recibieron reiteradas agresiones de connotación sexual por otro estudiante de
13 años de edad.
En otra primaria, en la delegación Venustiano
Carranza, un profesor de cuarto grado abusó sexualmente de una estudiante en
repetidas ocasiones, pero ella nunca mencionó nada por temor a ser reprendida.
En un plantel de bachillerato, una joven
estudiante que había reprobado varias materias acudió a los docentes que la
impartían. Uno de ellos solicitó 5,000 pesos para ayudarla en la calificación;
otro más le ofreció apoyo a cambio de que tener relaciones sexuales. Y ella
accedió.
De acuerdo con la Tercera Encuesta de
Exclusión, Intolerancia y Violencia en Escuelas Públicas de Educación Media
Superior, 6.9% del alumnado reportó haber experimentado algún tipo de abuso
sexual, el cual involucra en 80% de los casos a un familiar o conocido.
Incluso 45.8% de las situaciones de abuso
iniciaron antes de que el niño o niña cumpliera 10 años de edad; para 33% esa
experiencia ocurrió entre los 11 y los 15 años. Los resultados indican que en
60% de los casos la víctima nunca lo comentó, principalmente por miedo.
LOS TESTIMONIOS
En la Escuela Primaria 1, en la delegación
Gustavo A. Madero, en el Distrito Federal, padres de los niños que cursaban el
primer grado se quejaron por agresiones de connotación sexual por parte un niño
de 13 años de edad y alumno de sexto grado en contra de sus hijos. Recurrieron
primeramente al docente de apoyo y psicóloga adscritas a la Unidad de Servicio
de Apoyo a la Educación Regular II-52, quienes únicamente le indicaron que
debía platicarlo con la docente encargada del grupo.
La directora de la escuela
aseguró iniciaría las investigaciones respectivas y citó a los padres para
elaborar el acta de hechos con los testimonios y declaraciones de los niños
involucrados. Sin embargo, en la reunión la directora intentó confundirlos e inhibirlos,
a través de preguntas insistentes y diversas expresiones.
La misma directora notificó que de acuerdo con
la consulta que realizó con personal del “jurídico”, las conductas descritas en
el acta de hechos se consideraban como acoso escolar, motivo por el cual
solicitaron revisar el documento para corroborar el contenido de las
declaraciones, lo cual no pudieron realizar porque lo estaban terminando de
transcribir.
Otro caso más de la decena investigada por la
CNDH muestra que una alumna (becada) de 15 años y estudiante de tercer grado en
la Escuela Secundaria 1, en la delegación Tlalpan, fue víctima de abuso sexual
y tocamientos por parte del profesor de artes plásticas. Como consecuencia, la
joven se cortó con un exacto las piernas y los brazos.
La madre de la víctima acudió a la directora
del plantel, quien le hizo comentarios como: “está usted consciente de lo que
implica esto”; “todo esto implica un proceso muy desgastante y tedioso”, por lo
que no se sintió apoyada. Lo único que le ofreció la directora es que la alumna
dejara de tomar clases con el presunto agresor.
Un caso que resalta entre las recomendaciones
de la CNDH corresponde a una menor de edad con síndrome de Down. Durante meses,
la madre de la niña observó alteraciones en su comportamiento. Se percató que
su hija al igual que otras niñas era víctima de abuso sexual por parte del
profesor de computación en el Centro de Atención 1.
La madre de la menor platicó con la directora
del plantel, ella le indicó que se encargaría de resolver los conflictos. Sin
embargo, la percepción fue contraria. “De las constancias que integran el
expediente de queja se advierte que además de los hechos de abuso sexual, también
hubo omisiones por parte de diversos servidores públicos adscritos a la
Secretaría de Educación Pública, ya que no existe evidencia alguna en la que se
observe que la directora haya solicitado la intervención de la Unidad de
Atención al Maltrato y Abuso Sexual Infantil”.
En la delegación Iztapalapa, una joven de 12
años de la Escuela Secundaria 1 se quejó de que cada que iba a recibir una
calificación en su cuaderno el profesor de matemáticas se tocaba los genitales
por encima de la ropa mientras calificaba.
Algunos familiares de otras estudiantes
acusaron al mismo profesor de obligar a las menores a agacharse para recoger la
basura de todo el salón, indicándoles que se inclinaran sin doblar las
rodillas. A la alumna de la denuncia le exigía quitarse el suéter y la forzaba
a acudir al salón en el receso para interrogarla sobre cuestiones personales,
amenazándola con bajarle puntos si no acudía.
DESIGUALDAD HASTA
EN LAS
AGRESIONES
La Tercera Encuesta Nacional
sobre Exclusión, Intolerancia y Violencia en Escuelas de Educación Media
Superior indica:
Los estudiantes que presentaron violencia
recurrente registran un mayor ausentismo escolar; 18.1% que presenta episodios
de violencia recurrente reporta haber faltado dos o más veces al mes a la
escuela.
En comparación con las mujeres, los hombres
asumen que la mujer tiene algo de responsabilidad en la violencia (física y
sexual). De los encuestados, 32.1% acepta, al menos en cierta medida, la
posible responsabilidad de la víctima en casos de violencia o agresiones contra
las mujeres (42.6% de los varones y 21.7% de las mujeres).
37.2% de los estudiantes está de acuerdo con
el hecho de que “la mayoría de las violaciones ocurren debido a que las
víctimas visten de manera provocativa”; en el caso de las mujeres el porcentaje
es de 19.1.
28.8% de los hombres reporta estar de acuerdo
con la frase: “cuando una mujer es agredida por su marido, algo habrá hecho
ella para provocarlo”, comparado con 10.8% que registran las mujeres.
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