A
pesar de que se les relaciona con chismes y muchas veces son objeto de burlas
por la labor que desempeñan, las trabajadoras domésticas son parte fundamental
para el desarrollo económico y la organización de muchos hogares, además muchas
de ellas son el único sostén en sus familias.
Su
trabajo en el ámbito casero es clave para el orden, incluso hay las que viven y
trabajan en el mismo lugar, mientras que otras cumplen un horario específico;
también existen jerarquías y especialización, ya que en las casas pudientes
pueden ser ama de llaves y en otros casos son cocineras, lavanderas, nanas o
limpiadoras.
De
cualquier forma son trabajadoras domésticas, empleadas a las que muchas veces
sus patronas las llaman sirvientas o criadas, pero que sin ellas entran en caos
al no poder llevar en orden su hogar.
Ofelia
Guzmán, Martina López y Celia Martínez son tres claros ejemplos de orgullo por
su labor doméstica y sobre todo por aportar dinero en sus hogares. Las tres
coinciden en que se encariñan con los “patrones” y dicen que llegan a sentirse
parte de la familia.
Ofelia
Guzmán, de 47 años, afirmó que aunque es un trabajo pesado lo hace con mucho
gusto cuando tiene buen trato de sus patronas, ya que hace el aseo de al menos
cuatro casas en la semana, por lo que recibe entre 200 y 300 pesos en cada uno
de los lugares que limpia.
“Desde
los 13 años me dedico a limpiar casas y me encariño con mis patronas, en cada
casa trabajo más o menos como seis horas seguidas, de 10 de la mañana a cuatro
de la tarde, aunque hay veces que termino más tarde”, comentó.
La
trabajadora doméstica aseguró que se divorció cuando sus hijos estaban muy
pequeños y gracias a su labor los pudo sacar adelante. “Ya están grandes, de
30, 28 y 27 años, pero yo los mantuve siempre desde que su papá se fue”,
recalcó.
Por
su parte, Martina López, de 58 años, dio a conocer que aunque su esposo trabaja
de albañil ella ha colaborado siempre en la economía de su hogar. “Gracias a
Dios sacamos adelante a mis cuatro hijos, ahora todos trabajan, pero los
mandamos a la escuela también”, subrayó.
Consideró
que su trabajo es honesto y es muy importante para que los “patrones” vivan
cómodos y puedan hacer otras actividades. Sin embargo, dijo que le parece mal
pagado porque es una labor muy cansada “pero no nos tienen consideración”,
señaló.
Celia
Martínez ha combinado su labor como cocinera, en la limpieza y niñera. Recalcó
que cualquiera de las cosas que hace le gustan aunque se siente más
comprometida cuando cuida niños porque “si les pasa algo me meto en problemas”,
dijo sonriendo.
Las
tres trabajadoras domésticas carecen de seguridad social y coinciden en que el
aguinaldo que les proporcionan sus patrones es muy bajo, por lo que les
gustaría que quienes contratan a personas para el mantenimiento de una casa
estén conscientes que es una labor importante que merece ser mejor pagada.
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