Han pasado dos décadas del atentado
perpetrado contra el político priista en Lomas Taurinas, Tijuana, estado de
Baja California
Ciudad de México.- El 23 de marzo de 1994, Luis Donaldo Colosio
Murrieta, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la
Presidencia de la República, fue asesinado en Lomas Taurinas, Tijuana, estado
de Baja California.
Han pasado dos décadas del atentado perpetrado contra el político
priista, quien días antes de su muerte aseveró en un histórico discurso:
"Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente
agraviada; de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes
deberían de servirla".
Su familia
Diana Laura Riojas, esposa de quien fuera secretario de Desarrollo
Social de Carlos Salinas de Gortari, murió víctima de cáncer de páncreas, ocho
meses después del crimen, el 18 de noviembre de 1994.
Los hijos de la pareja, Luis Donaldo y Mariana, quedaron huérfanos. Él
tenía siete años cuando falleció su padre y en la actualidad es un abogado
egresado del Instituto Tecnológico de Monterrey, sin aspiraciones políticas ni
militancia en el partido de su padre; mientras que su hermana, de 21 años de
edad, fue criada por sus tíos Elisa Rojas, hermana de Diana Laura, y Fernando
Cantú.
Luis Colosio Fernández, padre de Colosio Murrieta y quien entre otros
cargos públicos, ostentó el de senador (2000 -2006), murió el 6 de febrero de
2010 en Hermosillo, Sonora. A lo largo de tres lustros, exigió justicia, ya que
jamás aceptó las versiones oficiales ofrecidas por los fiscales especiales.
Las investigaciones
Hace 20 años, Colosio encabezó un "Acto de Unidad" en el
barrio de Lomas Taurinas, Baja California. Al finalizar el mitin, el aspirante
presidencial quiso abrirse entre los empujones de la multitud, mientras se
escuchaba a todo volumen la canción "La Culebra", de la Banda Machos.
En ese momento, el candidato recibió un disparo en la cabeza y otro en el
abdomen. Luego de ser trasladado al Hospital General de Tijuana, el político sonorense
fue declarado muerto a las 20:00 horas.
El autor de los disparos, Mario Aburto Martínez, un joven michoacano de
22 años de edad radicado en Tijuana, fue detenido por quienes rodeaban al
candidato en el momento del atentado y fue puesto a disposición de las autoridades.
Un hecho que generó diversas especulaciones y rumores fue que en días
posteriores al crimen, el supuesto homicida fue presentado a la prensa limpio,
afeitado y con un corte de cabello estilo militar, por lo que su imagen no
coincidía con la del hombre detenido originalmente.
Miguel Montes, entonces ministro de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (SCJN), fue designado por el Presidente Salinas de Gortari subprocurador
especial del caso, y aunque en un principio se sostuvo la hipótesis de la “acción
concertada” para ejecutar a Colosio, después se concluyó que Aburto fue el
único responsable material e intelectual del crimen, versión que despertó
críticas de políticos, periodistas, la sociedad, e incluso Diana Laura Riojas,
pues se pensaba que pretendía “dar carpetazo”.
“Hace 20 años hubo un linchamiento generalizado, pasé a ser un monstruo,
pero ahora hay una reivindicación –si usted quiere no tan general– pero los
informados y los criterios que más importan, desde el punto de vista de los
aciertos, están convencidos de la investigación”, expresó el exfiscal en una
reciente entrevista para CNN México.
El 1 de diciembre de 1994, Salinas dejó la Presidencia. Ernesto Zedillo
llegó a Los Pinos y nombró al frente de la Procuraduría General de la República
al panista Antonio Lozano Gracia, que dejó el caso en manos de Pablo Chapa
Bezanilla, quien le dio cabida a la hipótesis de un segundo tirador, producto
de una acción concertada, que se habría ubicado al lado izquierdo del candidato
y le habría disparado al abdomen.
El 24 de febrero de 1995 fue detenido Othón Cortés Vázquez, integrante
del Grupo Omega que era chofer en la comitiva de Colosio.
Sin embargo, el 7 de agosto de 1996 el juez de la causa desestimó los
testigos que sostenían esta hipótesis y consideró inconsistente tanto el
análisis criminalístico del segundo tirador como la tesis de una bala sembrada.
En consecuencia, Othón Cortés Vázquez quedó en libertad.
El caso fue cerrado en el año 2000 y la investigación oficial sobre el
homicidio quedó reservada hasta 2035, cuando Aburto, "el homicida
solitario", haya cumplido la sentencia de 40 años de cárcel, que recibió
en 1995.
El 17 de febrero de 2014, la madre de Mario Aburto, María Luisa
Martínez, quien radica en Estados Unidos, compartió con el diario El Universal
una serie de audios donde el asesino confeso declara que en las investigaciones
del crimen “utilizaron a otra persona que se parecía a mí”.
De acuerdo con estas grabaciones en casete conservadas por la familia,
el sentenciado argumenta: “Primero, mi mamá dijo que ese no era su hijo;
segundo, mi chamarra no tenía hombreras; tercero, yo no tengo el pelo chino;
cuarto, mi estatura es de 1.70 y no tengo 30 años, tenía 22 años y los primeros
informes reconocieron que la otra persona -la que declaró- tenía
aproximadamente de 28 a 32 años; cinco, yo soy un poco güerito; seis, yo jamás
en mi vida he tomado ni fumado; siete, los rasgos de esa persona eran
totalmente diferentes a mí; ocho, en la PGR de Tijuana me desvistieron y me
dieron otra ropa que no era la mía, y cuando pasaron a mi mamá a la otra
oficina a mí ya me habían puesto una inyección. Yo no me acuerdo de muchas
cosas, pero lo que sí me acuerdo es que yo dije que era inocente”.
De acuerdo con esta versión el verdadero asesino de Colosio fue Ernesto
Rubio Mendoza, un hombre parecido a él y que fue ultimado en el taller mecánico
Autoservicio Azteca el mismo día que perdió la vida el excandidato presidencial
del PRI.
El 8 de junio del 2012, se estrenó en México la película “Colosio: El
asesinato”, escrita y dirigida por Carlos Bolado, que combina elementos
ficticios y reales, sostiene la hipótesis de que el asesinato fue un crimen de
Estado.
Sin embargo, el cuarto y último fiscal del caso, Luis Raúl González
Pérez, reitera que tras poner en marcha una “exhaustiva” investigación a 22
hipótesis del caso, la conclusión es definitiva: Mario Aburto, preso en el
penal de máxima seguridad del Altiplano y condenado a 45 años de
cárcel, fue un asesino solitario.
En entrevista para el número 1951 de la revista Proceso, el exfiscal y
hoy director jurídico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
argumenta que las sospechas y dudas en torno al caso se debieron a la “falta de
pulcritud” de sus antecesores.
“Cuando hay sentencias sociales o colectivas, ni un millón de pruebas
pueden revertir una percepción en determinado sentido… A veces le toca a uno la
chamba del cuetero, al que todos le chiflan, pero con el paso del tiempo muchos
ciudadanos se han convencido de la seriedad con la que trabajé”, expuso
González Pérez al semanario.
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