Primero. Se dice que su popularidad está muy baja en las encuestas; lo cierto es que el Presidente no llegó al poder para complacer a las encuestas; llegó sí para cambiar la dura realidad de las familias mexicanas, para hacer de México un país donde cada persona pueda tener oportunidades para -como él dice- escribir su propia historia de éxito.
Segundo. Se dice que la economía va mal; lo cierto es que es 2013 fue un año de desaceleración económica mundial y principalmente de la de nuestro principal socio comercial, Estado Unidos, y eso fue lo que causó el insuficiente crecimiento de nuestra economía. Pero dos cosas digo: una, que las decisiones presidenciales en esta materia fueron las correctas y, dos, lo cierto también es que tocamos fondo y ahora se visualiza una economía para el 2014 creciendo al 3.9%. Así sea y vamos a trabajar para que este escenario se dé.
Tercero. Se critica mucho el manejo económico; lo cierto es que hay cifras que contradicen tales críticas; un botón de muestra: la inversión extranjera directa es la más elevada de todos los tiempos, más de 24 mil millones de dólares y este dato es incontrovertible para demostrar la confianza que los inversionistas tienen en México y en el gobierno del Presidente. Esta inversión es muy por encima de la que juntos recibieron Alemania, Italia, Corea, Japón y Francia. Entonces, pregunto a los críticos ¿dónde está el error?
Cuarto. Otra vez la economía, para aquellos críticos intensos y otros dolosos, para ambos con todo respeto: de diciembre 2012 a noviembre 2013, lo CETES bajaron de 4.23 a 3.36, lo que significa -insisto- que los inversionistas están confiando en el país, aquí están invirtiendo; si no tuvieran confianza difícilmente invertirían en los Certificados de Tesorería.
Quinto. Otra de economía para quienes no se convencieron: las reservas internacionales son 11% más que en el 2012.
Sexto. En materia de seguridad se está trabajando de forma coordinada, asumiendo la responsabilidad y evitando la competencia entre instancias de gobierno. Para los críticos que esperaban una varita mágica, no la hay, pero sí hay avance y trabajo conjunto y ya no hay "show" mediático.
Séptimo. En materia política, en ningún periodo presidencial, en ninguno ¡eh!, se había avanzado tanto en las reformas transformadoras que México necesita como en primer año del sexenio del presidente Enrique Peña. Apenas lleva recorrido el 16% del tiempo de su administración y la gama de reformas es vasta: educativa, financiera, transparencia, telecomunicaciones, hacendaria, de seguridad social y un largo etcétera. Esto no es obra del azar, es obra del diálogo, del respeto presidencial a la pluralidad del país, a todos los partidos políticos cuyo mérito también es el privilegiar el consenso. Debemos seguir por este camino, trascendiendo los dimes y diretes coyunturales.
Octavo. En materia agropecuaria, el INEGI reportó que el PIB de las Actividades Primarias aumentó 1% a tasa anual y en términos reales en el trimestre más reciente. Estamos trabajando para desburocratizar las reglas de operación y poder darle al sector mayor competitividad en el 2014.
Noveno. Hay orgullo en el Gobierno de la República por el presidente Enrique Peña Nieto, porque no se doblega ante las abundantes criticas en su primer año; al contrario, persevera en la ruta que marcó a sabiendas que es la que va a dar resultados en su tiempo. Es un político que nunca ha buscado el aplauso fácil; gobernar requiere tomar decisiones fuertes y difíciles, muchas veces impopulares, pero a la larga son las decisiones correctas.
Décimo. Para quienes lo conocemos de tiempo, basta recordar que en el Estado de México, su popularidad como Gobernador inició en menos de 35% y cuando terminó, era superior al 75%. Por ello, digo: que se equivocan quienes lo juzgan en su primer año como si fuera el último.
Ricardo Aguilar Castillo
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