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Como cada año, los habitantes del municipio de Los Reyes La
Paz, en el Estado de México, volvieron a sufrir las consecuencias del abandono
en que se encuentran por parte de la autoridad municipal, ya que el jueves 13
de junio se presentó una nueva inundación, con las consecuencias que ya fueron
difundidas por todos los medios de comunicación: no sólo caos vial, enorme
pérdidas en horas-hombre y, en esta ocasión, afectación al Sistema de
Transporte Colectivo Metro en sus estaciones Los Reyes y La Paz.
Lo peor de todo se presentó con la inundación de 300
viviendas, de 22 manzanas (dato del propio secretario de Gobierno, René
Granados), así como los daños al patrimonio de esas trescientas familias, que
-como sucede siempre que se trata de familias humildes-, con grandes
sacrificios se hicieron de sus pocas cosas, y que ahora se quedaron sin
documentos que acreditan la propiedad de los artículos ya que, muchas veces, es
imposible recuperar.
Mucho de lo que esto revela es que -a pesar de las promesas,
de los compromisos, de los discursos, del cambio de administración-, el
problema sigue igual para la población de La Paz. El caso es que alcaldes van y
alcaldes vienen, y el problema permanece prácticamente intacto.
Pero hay algo peor: resulta que la persona que debería estar
enteramente aplicada a atender la problemática y resolver las necesidades; la
que debiera estar más preocupada y ocupada en erradicar para siempre las
inundaciones en La Paz, es el alcalde Juan José Medina Cabrera, y
lamentablemente es quien menos interés tiene en hacerlo.
En lugar de estar dedicado en cuerpo y alma a este grave
asunto, tiene concentradas todas sus energías en emprender obras de relumbrón;
como ejemplo ahí tenemos su caprichoso proyecto del domo gigante en la plaza
principal, cuyo costo -de acuerdo con el propio munícipe que anunció con todo
orgullo-, será de ¡más de diecisiete millones de pesos! ¿Qué dirán de esto las
300 familias afectadas con las inundaciones?
Por lo visto, a Juan José Medina Cabrera no le causa ni
comezón el sufrimiento de los niños, ancianos, amas de casa que, impotentes,
vieron cómo las aguas subían de nivel al interior de sus hogares en plena
madrugada.
He aquí, pues, el triste e indignante panorama: mientras los
habitantes de La Paz siguen sufriendo éste y otros graves problemas, el
presidente municipal sigue aferrado a sus caprichos -que él llama proyectos-,
de millones de pesos pese a que diversos sectores de la población le han hecho
ver que es un error el hecho de que el presupuesto que pertenece a las familias
de La Paz sea gastado en obras de relumbrón en lugar de ser invertido en obras
de utilidad pública.
Nuevamente la temporada de lluvias volvió a hacer evidente
la negligencia e indolencia de este gobierno municipal, pues puso al
descubierto las añejas lacras de todo tipo que subsisten en La Paz. Y pensar
que el día de la jornada electoral la mayoría de la ciudadanía dio
incondicionalmente su voto a Juan José Medina, quien pretende seguir engañando
con proyectos de obras que sólo beneficiarán, quién sabe a quién, pero no a la
gente honrada y trabajadora de este municipio.
Los habitantes de La Paz manifiestan su total desacuerdo con
obras que intentan maquillar las pésimas condiciones en que se encuentran los
servicios públicos. Por tanto, no renunciarán a su derecho de exigir que los
recursos municipales sean empleados en obras que den bienestar a los niños, los
jóvenes, los estudiantes y los trabajadores en general.
Y reiteraron que lo que el pueblo requiere son servicios de
calidad, como agua potable, sistema de drenaje eficiente, escuelas y clínicas
dignas, parques y jardines, espacios deportivos y culturales, buen servicio
médico, entre otras obras y servicios que si beneficien de manera directa a las
familias.
Finalmente le preguntamos ¿Ya ve señor presidente municipal,
que las necesidades en el municipio La Paz son muy diferentes de lo que usted
cree?, abra los ojos y centre su atención a la solución de las necesidades del
municipio que desgobierna.