A punto de consumarse el golpe
de Estado contra la aún presidenta, Dilma Rousseff, por parte de la canalla
derechista financiada y apoyada por los centros del poder económico
internacional y después de haber cumplido, a pesar de todos los enemigos de la
democracia, con buenos resultados con la XXXI edición de los Juegos Olímpicos,
Brasil se encuentra en una verdadera encrucijada y los periodistas libres de
esa inmensa nación se les obliga a pagar con sus vidas la cuota de este momento
de confusión por el arrebato cínico del poder.
Nuevamente el colega amigo
chileno Ernesto Carmona, director de la Comisión Investigadora de Atentados a
Periodistas de la Federación Latinoamericana de Periodistas, CIAP-FELAP, con la
puntualidad acostumbrada nos hace saber que en Brasil ha sido asesinado cuarto
periodista en lo que va del año.
Maurício Campos Rosa, de 64
años, periodista propietario del periódico O Grito, de Santa Luzia, Belo
Horizonte, recibió cinco disparos por la espalda gatillados por desconocidos
cuando se retiraba de la casa de un amigo la noche del 17 de agosto en este
municipio, capital del estado de Minas Gerais.
Según los informes de prensa
locales, Campos Rosa se encontraba cerca de su vehículo, identificado con el
nombre del periódico, cuando fue atacado exactamente a las 21 horas. Recibió
asistencia en un centro médico de urgencia y fue trasladado luego a un
hospital, donde falleció a las 23,45, después de una cirugía.
En los registros de la
Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (CIAP-FELAP) figuran otros
tres periodistas asesinados este año en Brasil: João Miranda do Carmo, de 43
años, del diario digital SAD Sem Censura, en Goiás, acribillado el 24 de julio.
Manoel Messias Pereira, de 60
años, dueño del portal noticias www.sedivierte.com.br, fue asesinado el 9 de
abril en Grajaú, estado Maranhão.
Y João Valdecir de Borba, de
51 años, periodista y locutor de Radio Difusora 1490 AM, de São Jorge do Oeste,
estado Paraná, fue asesinado el 10 de marzo por dos sicarios que ingresaron a
la estación mientras su programa salía al aire.
Brasil vive una de las más
graves encrucijadas de su historia, nosotros por nuestra parte, denunciamos
estos mortales atentados contra las Libertades de Prensa y Expresión, para que
todos unidos luchemos porque nuestra América Latina no siga siendo cadalso de
informadores.